lunes, 28 de enero de 2008

Una escena doméstica

Vienes a la cama y te tumbas detrás de mí,
el pecho contra mi espalda,
las ingles contra mi culo.
Luego pones la mano en mi paquete
y empiezas a tocarme,
me das la vuelta,
te sientas encima,
flexiono las piernas para apoyarme mejor,
me pongo a tu servicio.
En pocos minutos ya has llegado,
me dices al oído: “¿Vamos a por ti?”.
Yo digo: “Sí”. Oh, rápido placer
del amor conocido, del húmedo
amor sin ceremonias. Y ahora

sé lo que pasará: te sentirás
inquieta y nerviosa,
te levantarás y después de ducharte
encenderás la radio en la cocina,
te servirás un café con leche,
te pondrás en movimiento.
Sé lo que pasará ahora:
cuando te hayas marchado
volveré a girarme en la cama y,
empapado del olor de tu cuerpo,
dormiré como un tronco,
ajeno al amanecer y su lenta
reconstrucción del mundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho.

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Roma, un beso.

Anónimo dijo...

Pues a mi no me ha gustado nada.

Me ha parecido un texto muy vulgar.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Sin más, siento que no te haya gustado nada y que lo encuentres vulgar, pero vaya, qué se le va a hacer.

Un saludo.