lunes, 23 de junio de 2008

En la piscina

Primera tarde de piscina en esta temporada. Escojo una tumbona de plástico blanco milagrosamente libre en la zona de sombra, junto a la pequeña tapia que linda con el campo de fútbol, y me tiendo en ella como una morsa. Las instalaciones rebosan de niños, adolescentes y madres. En los altavoces, como cada verano, atronan los éxitos de la Cadena Dial. Carlos y su amigo desaparecen rápidamente rumbo al agua y yo intento leer, esforzándome por abstraerme de la música, los gritos y los cercanos chapuzones. Entre página y página levanto la vista y pienso con qué naturalidad perdemos la vergüenza de la desnudez: durante todo el año cubrimos nuestra ropa interior pero en verano la enseñamos sin ningún pudor. Me acerco al bar, pido una cerveza y regreso a mi tumbona, cuidadosamente señalizada con mi toalla y el libro sobre ella. Pasan los minutos, una hora, dos horas, la gente comienza a levantar sus campamentos y marcharse. Yo todavía no me he bañado, y caigo en la cuenta de que ése es sin duda un síntoma de que me estoy haciendo viejo: ¡sería la primera vez en toda mi vida que paso una tarde en la piscina sin tirarme al agua! Me levanto de la hamaca, me mojo superficialmente bajo la ducha, me aproximo al borde de azulejos azules y me zambullo de cabeza. El agua está deliciosamente fresca y me envuelve mientras desciendo hacia el fondo, luego me dejo reflotar al exterior, hacia el cielo de nubes marrones, y regreso nadando muy despacio hasta la orilla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuve unos días fuera de mi lugar, de mi casa. Inauguramos el verano con una invitación estupenda. El mar, una casa hermosísima, en buena compañía. Mis hermanos querían compartir con nosotros estos días y a nosotros nos hacía falta. Viajamos con ellos hasta la tierra de Josep Pla, que lucía verde, limpia... El cielo azul y el mar calmo, con un azul más intenso todavía, nos han acogido con los brazos abiertos y nosotros nos hemos dejado llevar. Una 'menorquina' nos ha trasladado en los paseos matutinos por la costa, tan brava pero tan y tan bella... Todos han disfrutado del agua menos yo, que soy de aguas cálidas, muy cálidas, pero aun así, me he sentido en la gloria.
Además, hemos paseado, 'tertuliado', festejado la noche de San Juan con especial alegría. Nació la niña Clara, tercer nieto de mis hermanos. Los cohetes, los fuegos de mil colores le dieron la bienvenida. Brindamos por ella, que acababa de llegar aunque estaba a unos kilómetros. Les dije que me parecía la mejor noche para venir a la vida. Ayer la fuimos a conocer, es una bebita tan linda como lo es su mamá, y no es porque sea mi sobrina, no, es que ella es una muchacha linda de verdad. Luego, estuvimos con nuestros hijos, bellos, más bellos que otras veces. El amor parece que les ha visitado con intención de permanecer y se nota. Compartimos el almuerzo padres, hijos, novias, amigos y nos sentimos muy felices en su felicidad.
Han sido unos días especiales, de esos que te ayudan a retomar la normalidad con ilusión, con las fuerzas renovadas porque he de reconocer que últimamamente me empezaba a fallar el tono vital. Demasiado invierno en el más amplio sentido de la palabra.
Mi cuerpo y mi alma necesitan el verano. Ya sé que para algunos el calor es insoportable pero a mí me encanta. En invierno, me gustaría poder hacer lo que hacen los osos, aunque de alguna manera es lo que me sucede. En cambio, el sol, la luz, el calor... son la vida para mí.
Esta mañana, antes de volver a esa normalidad que te decía, me he sentado acá, a darle un vistazo a lo que pasa por el mundo, a leer los correos, las reflexiones de unos y otras. Y por lo que he podido comprobar, también el verano ha llegado a las 'cinco estaciones'. Me alegro.
Y sí... como ves puedes tutearme, no hay problema. El 'voseo' es una de las cosas que me acompaña desde que viví al otro lado del mar, en la tierra cálida, en mi isla tan y tan añorada. Me gusta a veces más que el tuteo y me parece una forma educada a la hora de dirigirse a quien uno conoce por primera vez pero si ese alguien dice que el tuteo le parece más amable, como puedes ver, no tengo ningún problema. Y no sólo eso sino que lo agradezco porque me parece una manera de decir que se está a gusto con 'el otro'.
Seguiré por acá, por el camino del verano, por el de las 'cinco estaciones', por nuestros caminos.
Buen día.

Jesús Miramón dijo...

Yo, sin embargo, soy una persona de invierno. Pertenezco a esa clase de hombres que siempre tienen calor, así que en verano lo paso muy mal. Lo único que me gusta de esta estación es que coincide con las vacaciones (qué original).

Yo viví en el país de Josep Plá durante casi diez años. En Bañolas, concretamente. Conozco bien el Ampurdán y la Costa Brava, es una de mis patrias petitas.

Bona tarda y enhorabuena por esa nueva sobrina-nieta (¿se dice así?), bueno: por ese nuevo brote de futuro, que es lo que son todos los bebés.