jueves, 28 de mayo de 2009

Cuarenta y seis

Despierto a las seis y veinticinco de la mañana. La luz se cuela a través de la cortina pálida. Caigo en la cuenta de algo y escribo en el teléfono móvil un mensaje para mi hermano gemelo. Pronto la casa se pondrá en movimiento con ruido de cañerías, puertas y microondas. Ahora disfruto de su silencio. Siempre me han gustado estos instantes en los que las cosas comienzan.

lunes, 25 de mayo de 2009

Qué rápido late

Ladra un perro en la calle.
Las nubes nocturnas
navegan silenciosamente
sobre ti y sobre mí.
Escucha cómo se aleja
todo ese tiempo que
ni siquiera habías soñado.
Qué rápido late el corazón
en el pecho de los pájaros
que duermen.

Rama de alecrim

Cada día guarda un regalo para nosotros, y para mí el de hoy era esta canción, escucharla por primera vez, de pura casualidad, en la radio del coche. Qué maravilla.



Rama de alecrim - Acetre

sábado, 23 de mayo de 2009

Después del ensayo

Después del ensayo con el coro acudimos al Chanti a tomar una copa. Hablamos de viajes y países, hablamos de perros, de nombres de pájaros, hablamos y hablamos.

jueves, 21 de mayo de 2009

Conocimiento del medio

Por la mañana cuento hasta tres gatos atropellados en la carretera. En el trabajo atiendo a una bella mujer de setenta años que se llama Melania. Por la tarde pregunto a mi hijo un tema de Conocimiento del medio que versa sobre el Imperio de los Austria, concretamente sobre Carlos I y Felipe II. Para cenar pongo a hervir unos bisaltos, el nombre que aquí se les da a los tirabeques. Mientras se cuecen me sirvo un whisky con mucho hielo y escribo estas palabras. Hace un calor terrible, de bochorno. Los pájaros -vencejos, aviones comunes, tórtolas turcas, palomas, gorriones- consumen el día con sus chillidos y sus vuelos acrobáticos.

martes, 19 de mayo de 2009

Todas las mujeres

En esta época del año todas las mujeres están guapas, todas sin excepción. Se sientan al otro lado de la mesa de trabajo, hablan conmigo mirándome a los ojos y, sin ser conscientes de ello, me regalan abiertamente su belleza carnal, una belleza que ni el dolor ni la miseria son capaces de eclipsar.

lunes, 18 de mayo de 2009

Días de equipaje

M. regresó ayer a casa y la familia vuelve a estar reunida. Llegó un poco más delgada y con herpes labial, el precio mínimo que ha de pagar una profesora cuando viaja durante una semana con sus alumnos de quince años. El próximo veinticinco de mayo es C. quien se va a Valencia de viaje de fin de Primaria, y más tarde, durante todo el mes de Julio, P. residirá en Canadá becada por el Gobierno de Aragón. Días de equipaje, días de despedidas y reencuentros.

lunes, 11 de mayo de 2009

Igual que la tormenta

Igual que la tormenta que
acaba de pasar sobre nosotros,
de ese mismo modo,
canicas de hielo
cayendo violentamente
sobre la terraza, sobre
el tejado, sobre los coches
aparcados en la calle,
bum, bum, bum,
miedo, fin, apocalipsis,
así al principio y
después, casi sin
darte cuenta, sólo la
lluvia, la mansa lluvia.

viernes, 8 de mayo de 2009

Copos de algodón

Soy el primero en llegar al lugar donde trabajo. Abro con mi llave el candado de la puerta de cristal, entro en el espacio oscuro, enciendo las luces, subo las persianas y abro las ventanas batientes para que el frescor temprano limpie la atmósfera cargada de plástico y zumbido de ordenador. La luz del exterior es pálida, tímida, de una opacidad residual que comienza a temblar imperceptiblemente camino de la transparencia. Qué frondosos están ya los castaños de indias del jardín. La pequeña ciudad se pone en marcha como el mecanismo de un reloj. Pronto el aire se llenará de los copos de algodón de las semillas de chopo.

jueves, 7 de mayo de 2009

La hora del asedio

Mi mayor enemigo regresa puntual a la cita. Cómo echaré de menos los días de abrigado descanso, el frío que adelgaza los dedos y tensa la piel del rostro, cómo echaré de menos la lluvia, los charcos, la escarcha, el vaho del aire caliente de los pulmones flotando delante de la boca. La hora del asedio y el combate ha regresado. No aspiro a vencer sino a sobrevivir, me espera una larga travesía hecha de sudor, moscas y sopor animal. Sus días de avanzada ya me han atacado y embrutecido. No perderé la calma. O sí, tal vez sí, odio tanto el calor, odio tanto el verano.

sábado, 2 de mayo de 2009

Felices, exultantes

Cuando los amigos se encontraron
después de tanto tiempo
se abrazaron y rieron
felices, exultantes.

En el momento de la despedida,
días después,
se abrazaron y lloraron
felices, exultantes.