sábado, 1 de septiembre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo vamos a tomar una copa. La frescura de la noche logra que las últimas semanas de calor demencial desaparezcan repentinamente como si nunca hubieran existido.

Sentados en la terraza del Chanti hablamos de la crisis, hablamos de la posibilidad real de la independencia de Cataluña, de los recortes en la sanidad pública, de la vertiginosa decadencia de Europa; nos preguntamos si no estaremos siendo protagonistas de un momento tan histórico como triste, el ocaso de un tiempo que arranca en Pericles y agoniza bajo la victoria del sistema económico que finalmente logró abolir la política.

De vuelta a casa conduzco, como Teseo, por la calle estrecha y desierta, un pasadizo a través de la noche.

7 comentarios:

NáN dijo...

Tus noches del Chanti son míticas. Una celebración de la amistad. Esta vez, del pensamiento.

La definición del neoliberalismo como el sistema que ha conseguido abolir la política me parece perfecta.

Pero ahora que lo vamos entendiendo, nos toca hablar, y elegir, a nosotros.

¡Qué desgracia que nos haya tocado vivir unos "tiempos interesantes"!

giovanni dijo...

Nosotros, habitantes de pueblos (aldeas y ciudades) y ciudadanos del pequeño planeta tierra somos protagonistas bastante impotentes en cambiar el rumbo de las cosas, tanto en nuestros países nacionales como en el sistema político económico regional (UE) y mundial. Hablamos de la crisis, entre amigos, entre vecinos y en las tiendas y mercados que visitamos, pero eso no cambia el manejo de la crisis. Los que manejan la crisis viven en su mundo y crean o aportan a una opinión pública que en parte es producto de un lavado de cerebros cada día, a pesar de que hay buenos periodistas y buenos comentaristas, tanto en los medios 'masivos' como en los medios pequeños como nuestros blogs.

Me gusta el último párrafo. Me da ánimo.

Un abrazo

andandos dijo...

Siempre pasan cosas, Jesús, aunque te parezca que escribes de lo mismo.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Vivimos tiempos de guerrilla. La verdadera revolución, la única esperanza en realidad, será el fruto de nuestro comportamiento personal y su influencia inmediata. Hoy por hoy debemos esforzarnos especialmente en no ser unos hijos de puta. No ser corruptos. No ser racistas. No ser consumidores acríticos y zombies. No ser vagos. No ser nihilistas. No ser cínicos. La verdadera revolución, la única esperanza en realidad, consiste en continuar manteniendo la esperanza en el ser humano, en su capacidad de amar y ser querido, en su capacidad de dar sin esperar nada a cambio, en su misterio, en su afán. Sí.

Desdoblando la esquina (de mi ombligo). dijo...

Yo creo que los ideales están muy lejos todavía de nuestros bajos instintos. Creo que eso que entendemos por "derecha e izquierda" cabe en el mismo individuo. El ego es de derechas, discrimina, favorece a su grupo, a lo que lo identifica y lo distingue (siempre en superioridad) de los otros. Su parte ideal es de izquierdas, sale de sí mismo y se siente global, solidario, apela a lo humano común.

Dudo mucho de que una casta política honrada lo sea porque no padece la tentación del privilegio, sino porque los sistemas de control sean eficaces.

Desde luego que una sociedad formada por individuos irresponsables, no producirá políticos responsables.

ufff, qué difícil todo.

Portarosa dijo...

Tremendo panorama.
Tu último párrafo y, sobre todo, tu magnífico comentario, dan alguna esperanza.

Vamos allá.

Jesús Miramón dijo...

Manoli, Porto, vamos allá, eso es. Con tranquila firmeza y sin aspavientos pero vamos allá. No debemos dejarnos llevar por el desánimo: debemos continuar explorando y buscando la manera de que el mundo que dejemos a los que vienen detrás sea el mejor posible. Un abrazo.