miércoles, 29 de julio de 2015

Comunión

La voz alegre de un niño pequeño rompe la noche como si el Ramadán no hubiese terminado hace pocas semanas. Me asomo a la calle y me sorprende verla desierta. Los arbolillos que en invierno eran mapas vasculares son ahora profusos animales vegetales de otro planeta a la luz artificial de las farolas, pero mi corazón no está aquí sino en la habitación de un hospital, y también a miles de kilómetros y centenares de minutos de distancia en el futuro. Jamás, ni en los momentos más patéticos de mi adolescencia, imaginé que la vida pudiera ser una experiencia tan sólidamente personal y, al mismo tiempo, la revelación de una verdad profunda que sólo soy capaz de expresar con una palabra: comunión.

6 comentarios:

Elvira dijo...

Una maravilla, Jesús. Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Elvira, un beso.

Epolenep dijo...

Qué bello. Y qué lejos estoy!

http://sendersalbosc.blogspot.com.es/2015/07/descomunio.html

Abrazos!

Portarosa dijo...

Que lo del hospital acabe bien.

Qué interesante idea, la verdad. Y parece inevitable ver el sentido espiritual o religioso nuestro en ella, ¿no? Vamos, que lo de la religión no solo debió de surgir por no entender de dónde venía nada ni asumir la muerte, sino por cosas así.

Un abrazo, Jesús.

Jesús Miramón dijo...

Eponelep, ojalá ese agujero de soledad e ira se vacíe o se llene para desaparecer.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Porto, lo del hospital acabó y espero tardar mucho tiempo en volver a pisar uno... Para mí el concepto "comunión" es más biológico y político que religioso (aunque acabo de mirarlo y de las seis acepciones que aparecen en el DRAE tres son de carácter religioso). Biológico porque todos y todo estamos hechos de la misma sustancia, y hay momentos del día e incluso épocas de la vida en la que uno es consciente de eso; político porque a medida que voy cumpliendo años me siento más responsable de lo yo puedo hacer por los demás: mi mujer, mis hijos y futuros nietos, mis padres, mis amigos, las personas a las que atiendo en mi trabajo, mis vecinos de escalera y el resto de seres humanos en general. Así de sencillo.

He visto las fotografías de vuestro paraíso en Vicedo: ¡qué envidia! Disfrutadlo por vosotros y los niños y, ya que hablamos de comunión, disfrutadlo también por el resto de nosotros...

Un abrazo.