sábado, 28 de enero de 2017

Algo estrictamente puro y virginal

Escribo esto con una copa de vino blanco de Rueda mientras en la cocina se termina de hacer un arroz meloso de langostinos. Un sol radiante entra por la ventana. Hace unas horas caminábamos por el campo junto al canal de siempre. Hemos visto un gato silvestre de cola anillada y piel naranja y blanca que se nos quedó mirando un buen rato antes de desaparecer entre las encinas. La cordillera estaba toda nevada y su blancura fulgía bajo el cielo como si la naturaleza fuese algo estrictamente puro y virginal.

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