domingo, 12 de febrero de 2017

Pajarito de invierno

A veces creo que tengo la solución a mis problemas al alcance de la punta de los dedos. ¿Puede un ser humano modificar su propia bioquímica? En mi interior sé que sí. ¿Y entonces? Qué palabra más peligrosa: valor. Peleo un combate en el que cada puñetazo que doy impacta en mi mandíbula, en mi nariz, en mi hígado.

Oh, dioses lares, quiero volver a ser feliz y hacer felices a las personas que me rodean, lo quiero, lo echo de menos, lo necesito con toda mi alma: quiero abandonar la medicación, quiero dejar atrás este largo periodo de sufrimiento. Quienes me leéis desde hace años habéis asistido a todo el largo y sinuoso proceso. Si escribo tan descarnadamente sobre él es por si acaso he podido o pudiera haber ayudado a alguien. Muchos de vosotros habéis leído en el pasado el diario de mi felicidad cotidiana, eso sucedió durante mucho tiempo, ¿recordáis? Después llegaron mis primeros problemas, mi sufrimiento, mis procesos.

No me arrepiento de exponerme de este modo pero estoy cansado, muy cansado. Estoy tan cansado de tomar cada mañana un antidepresivo y ansiolíticos antes de ir a trabajar. Estoy agotado, casi sin fuerzas, pero mañana será otro día y no uno cualquiera: ¡mi hija viene a vernos! Haré lo que sea necesario para que se sienta a gusto con su familia. Intentaré dejar de darme puñetazos. La abrazaré y sentiré contra mi cuerpo de hipopótamo su delgado cuerpo de pajarito de invierno.

6 comentarios:

arponauta dijo...

cómo te entiendo. diez años de dolores crónicos sin diagnóstico, pastillas, las tuyas y otras, todo el tiempo, la hartura de mi entorno, el descrédito, la soledad, la precariedad económica, la falta absoluta de fe, el no puedo más.
y es verdad, no puedo más. ¿y cómo acabo de una vez?

feliz pajarito mañana.

Jesús Miramón dijo...

Espera, espera, Arponauta. Espera un poco más... Atiendo a personas como tú cada mañana laborable y te digo de corazón lo mismo que a ellas: espera, ten esperanza. Y como no estoy trabajando te doy un beso y te digo, ¿en qué comunidad autónoma vives? ¿Puedo ayudarte desde mi pequeña agencia comarcal de la seguridad social en Barbastro?

Sé que no soy el más indicado para enviarte esperanza porque yo también me siento ajeno a ella más de una vez, pero cuando no va conmigo mi organismo cambia, debe ser una deformación profesional: dime de qué modo puedo ayudarte y lo haré.

Un beso.

Anónimo dijo...

Te leo desde hace años, como cuentas en otro post te he conocido en tiempos más felices, a tus hijos más jóvenes ...
Y quiero decirte que me gusta mucho encontrar un post nuevo porque cuando los leo siempre pienso en un hombre bueno, siempre. A pesar de la enfermedad y el sufrimiento prevalece una sensibilidad, una manera de ver las cosas y posicionarse en la vida que me da esperanza.
Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Un abrazo y muchísimas gracias, lector anónimo que me lees desde hace años... No creo ser un ser humano malo, aunque probablemente tampoco tan bueno como lo pueda parecer aquí, pero te agradezco mucho tus palabras, sobre todo en estos días. Me ha emocionado que digas que a pesar de todo te doy esperanza, eso me ha emocionado casi tanto como que me leas desde hace años. Un millón de gracias y otro abrazo.

Portarosa dijo...

Es que leerte, Jesús, es mucho más que disfrutar de la literatura o la poesía. Es reconciliarse (y ya sé que tú te verás a ti mismo de otro modo; de uno que según tú no justificará nuestras reacciones: pero te equivocas) con las personas.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Joder, Porto, ¿qué puedo decir sin que parezca falsa modestia? Te juro que yo, para mí mismo, soy un desastre. También admito que vuestras palabras me ayudan mucho. Un abrazo muy fuerte.