domingo, 31 de marzo de 2019

Treinta y uno de marzo

Esta noche perdí una hora. Llevo tanto tiempo escribiendo este diario que seguramente todo lo que diga a partir de ahora ya lo dije antes: me perturba haber perdido una hora. Ahora mismo son las diez y veinticinco de la noche pero ayer, en este momento exacto del mundo, eran las nueve y veinticinco de la noche. Me cuesta comprenderlo y a la vez me ayuda a entender que todas las medidas que nos rodean a lo largo de nuestra vida son solamente eso: acuerdos colectivos, convenios, apaños. Medimos el tiempo según nos conviene, aunque él no haga lo mismo con nosotros.

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