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miércoles, 12 de junio de 2019

Doce de junio

Abriré la cama, me acostaré y soñaré con las tierras salvajes de Canadá.

martes, 11 de junio de 2019

Once de junio

La cortisona ha alterado de algún modo mi concepción del tiempo, sobre todo el nocturno. Algunos días me duermo a las tres o las cuatro de la mañana y hoy, por ejemplo, me dormí relativamente temprano y me desperté a las cinco. Es algo que, cuando me operaron de rinitis y pólipos en las fosas nasales, ya sentí en su día, pero casi se me había olvidado. La dermatitis desaparece a pasos agigantados de un modo casi mágico y, como efecto colateral, mi olfato ha aumentado, lo que me hace disfrutar mucho (casi siempre).

Escribo cuando todavía hay luz en el exterior de la nave, lo cual ya es bastante extraño para mí, que suelo hacerlo al final del día, antes de acostarme. En realidad estos diarios o cuadernos de bitácora, como se llamaban los blogs al principio, deberían llamarse nocturnarios o algo semejante: solamente al final podemos hacer un resumen, si sólo de eso se tratara.

Escribo cuando todavía es de día. Llovió por la mañana. Ahora no llueve. Ignoro, además de toda la inmensidad del mundo, si lloverá esta noche.

martes, 22 de marzo de 2011

81

El otro día descubrí en la televisión, por casualidad, una magnífica película que he visto dos o tres veces a lo largo de mi vida: «El vuelo del Fénix», de Robert Aldrich. En ella se narra un accidente aéreo en un desierto árabe y las peripecias de sus supervivientes para salir de allí construyendo un nuevo avión con los restos del accidentado, para lo que cuentan con la supervisión de alguien que asegura tener los conocimientos necesarios y que, casi al final de la historia, resulta ser un maquetista de aviones de aeromodelismo. Espero no estropear el suspense de una película de mil novecientos sesenta y cinco si digo que al final consiguen su propósito, consiguiendo despegar entre las dunas con los náufragos tendidos sobre las alas en unas secuencias que, al verlas por primera vez en mi infancia, se grabaron en mi memoria para siempre. Hoy recordé esta película maravillosa leyendo la respuesta que un rebelde libio ofreció a un periodista británico cuando éste le preguntó si tenían preparación militar para enfrentarse al ejército profesional de Gadafi; la respuesta fue la siguiente: «No, pero hemos visto muchas películas de acción».

viernes, 11 de febrero de 2011

42

Es curioso cómo nuestros hijos heredan, además de algunos rasgos físicos, nuestras aficiones y mitomanías. Carlos, de trece años, se está convirtiendo poco a poco en un amante del cine como yo. Comenzó el año pasado cuando se enganchó a la serie «The Wire», siguió con John Wayne en Irlanda (El hombre tranquilo) y tras pasar por Stanley Kubrick (La chaqueta metálica) y Akira Kurosawa (Dersu Uzala) ahora está loco con otro de mis ídolos, Clint Eastwood, de quien estos días ha visto «Million dolar baby», «Gran Torino» y «Sin perdón»: de lo bueno lo mejor. Él me pide calidad y yo se la doy, ¿qué otra cosa puedo hacer? Carlos me cuenta que le da rabia no poder hablar de esas películas con sus amigos, me cuenta que si alguna vez ha sacado el tema en una conversación resulta que ninguno las ha visto y le dicen que es un friki. Yo le digo: bienvenido al club.

jueves, 27 de marzo de 2008

Richard Widmarck

Cuando me levanto de la siesta
la tarde se parece a una película,
mis ojos pesan su precio en oro
y sudo como los héroes
después de haber perdido el conocimiento
durante días enteros.

He quedado más tarde con una chica
en un local de la ciudad.
La esperaré apoyado en la barra,
un cigarrillo colgando de mis labios,
y le diré, poniendo voz de actor americano:
"Hola, encanto, ¿puedo invitarte a una copa?"
Entonces ella reirá y me dará un beso
y me tomará del brazo y nos perderemos en la noche.

Ahora la tarde se parece a una película
y en la televisión reponen
"Pánico en la ciudad", con Richard Widmarck.

Zaragoza, 6 de julio de 1983.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Cae la nieve



Monólogo final de la película Dublineses, de John Huston,
maravillosa adaptación del relato "Los muertos", de James Joyce.
Toda la película y la chica de Aughrim.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La chica de Aughrim

THE LASS OF AUGHRIM

If you'll be the lass of Aughrim
As I am taking you mean to be
Tell me the first token
That passed between you and me

O don't you remember
That night on yon lean hill
When we both met together
Which I am sorry now to tell

The rain falls on my yellow locks
And the dew it wets my skin;
My babe lies cold within my arms;
Lord Gregory, let me in.

LA CHICA DE AUGHRIM

Si eres la chica de Aughrim
Como tú dices ser
Dime cuál fue la primera prenda
Que se cruzó entre tú y yo

Oh ¿no recuerdas
La noche en la colina
Cuando nos encontramos
Aquella que ahora lamento?

La lluvia cae sobre mis mechones rubios
Y el rocío humedece mi piel;
Mi hijo tiene frío en mis brazos;
Lord Gregory, déjame entrar.

---

Canción popular irlandesa. Traducción de Enrique Castro y Beatriz Blanco en la biografía de James Joyce de Richard Ellmann.



Escena de Dublineses, de John Huston,
asombrosa adaptación del relato "Los muertos", de James Joyce.
Canta el tenor y actor irlandés Frank Patterson.

viernes, 30 de noviembre de 2007

martes, 6 de noviembre de 2007

Mujeres

Una amiga me invitó a participar en una cadena que consiste en exponer ejemplos del tipo de sujeto sexual que a cada uno nos gusta, nos parece atractivo, deseable, irresistible. Yo, que en estas cosas soy muy simple, pensé en actrices, en estrellas de la gran pantalla que en un momento u otro me han enamorado. Hay muchas, pero tenía que hacer una selección y finalmente me he decantado por diez, son, de arriba abajo y de izquierda a derecha: GRETA GARBO por su belleza, su lejanía fría e intocable; AVA GARDNER por la perfección de sus rasgos y también, a qué negarlo, por saber que fue una mujer que saboreó a fondo los placeres del sexo y la bebida; no podía faltar la irlandesa MAUREEN O'HARA, por razones obvias para quien me conozca un poco (aquí a la derecha aparece en otra fotografía, abrazada a Sean Thornton bajo la lluvia de Innisfree); NATASHA KINSKI siempre me pareció guapísima, algo absolutamente milagroso cuando uno piensa en los rasgos de su padre, y en la película "El beso de la pantera" estaba buenísima (habría que recordar que se convertía en una pantera asesina al alcanzar el orgasmo); CATHERINE ZETA-JONES me resulta una mujer muy atractiva, muy hermosa, de hecho ella suele ser lo único que recuerdo de sus películas; y lo mismo puedo decir de HALLE BERRY, una mujer preciosa y rotunda, con un cuerpo de infarto; a IRENE JACOB la descubrí a través de Kieslowsky y su película "Rojo": fue una rendición instantánea y sin condiciones; y fue en otra película de Kieslowsky, "Azul", donde descubrí a JULIETTE BINOCHE, una actriz que nunca me ha defraudado (ni en "El paciente inglés" ni cuando se dedicaba a follar desesperadamente con Jeremy Irons en "Herida"); pero a veces hay descubrimientos inesperados, actrices, mujeres desconocidas que aparecen en una película cualquiera y se instalan para siempre en nuestro corazón: MARGUERITA BUY venía con "El hada ignorante" y tenía que estar en esta lista; lo mismo que ELENA SAFONOVA, la dama del perrito de "Ojos negros", la película de Nikita Mikhalkov basada en los cuentos de Chéjov: fue verla y enamorarme de su morbosa belleza.