Preocupaciones mundanas: tengo el coche en el taller por un ruido extraño en el motor, probablemente una correa de transmisión, bueno, en realidad no tengo ni idea, y mañana por la tarde vamos a Zaragoza para, a su vez, madrugar el viernes e ir al pueblo a recoger olivas. Espero que mañana esté arreglado, si no pediré que me dejen uno de sustitución.
Ando ya pensando en los menús de noche buena y navidad. Creo que los platos principales serán rape en salsa verde con almejas en noche buena y ternasco al horno con patatas el día de navidad. Nada de experimentos, a lo seguro. Y alrededor tapeo y ensaladas y jamón bueno y croquetas de mi hermano Javier, que las hace buenísimas, y, en fin: dos pequeños banquetes.
Es un poco raro que ayer escribiese sobre la muerte y hoy lo haga sobre mi coche en el taller y lo que cocinaré en navidades. Supongo que los seres humanos somos así: capaces de pasar de una situación a otra sin remordimiento alguno. Por eso somos supervivientes innatos. Explorar la vida que nos rodea incluye también ser conscientes de eso.
El último párrafo me interesa sobre manera, por identificación. Un matiz: no es que pensemos de un día para otro en situaciones opuestas, puede suceder a lo largo del día varias veces. A ciertas edades la consideración del fenómeno accidental y decisivo por naturaleza es una constante, aunque sea entre risas. Pero siempre hay una correa de transmisión, o un concierto al que asistir, o una tertulia o simplemente ir preparando la compra del pescado para las fechas de reunión. Qué suerte tenemos. Saludándote.
ResponderEliminarYo también te saludo, Fackel. Y sí, que suerte tenemos.
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