miércoles, 4 de enero de 2012

Vivo de sueño

Iba a escribir que me muero de sueño pero al momento me he dado cuenta de que sucede justamente lo contrario: vivo de sueño.

domingo, 8 de mayo de 2011

128

La tarde del domingo se desliza plácidamente como un río ancho y caudaloso. Sobre su superficie viajan algunas ramas flotantes, chillidos de pájaros, nubes.

sábado, 7 de mayo de 2011

127

Lluvia durante todo el día. Por la tarde me asomo a la terraza de mi buhardilla y grabo un minuto de su repiqueteo.

viernes, 6 de mayo de 2011

126

Después de comer estoy tendido en la cama, con el estómago lleno de garbanzos como el del lobo de cabritillos, cuando escucho voces en la calle: ¡Miramón! ¡Miramón! Tras unos segundos de confusión deduzco que es la horda de mi hijo, a quien siempre llaman por su apellido, nunca por su nombre, una costumbre entre los cromañones adolescentes de este territorio. Poco a poco el volumen de los gritos de Carlos y sus amigos disminuye a medida que se alejan en busca de nuevos lugares donde hacer resonar sus voces en pleno proceso de cambio hormonal. Cuando todo vuelve a quedar en silencio cierro los ojos e intento dormir un poco, hoy tengo ensayo con la coral y necesito estar descansado. Mientras me deslizo suavemente en el agujero de gusano el lobo continúa durmiendo y roncando bajo un árbol, su barriga llena de cabritillos todavía vivos. No sabe lo que le espera.

jueves, 5 de mayo de 2011

125

Para escribir literariamente es imprescindible la desfachatez.

miércoles, 4 de mayo de 2011

124

Al salir del trabajo me llama la atención el color achocolatado del río Vero, que corre veloz ceñido por el cauce de hormigón que cruza la ciudad. El sol brilla en el cielo despejado y caigo en la cuenta de que la turbiedad del agua es fruto de las tormentas de las montañas, que suelen ser violentas y espectaculares. La lluvia cayó con fuerza allí arriba no hace demasiado tiempo, tal vez anoche o incluso esta misma mañana, y ahora, al mediodía, bajo la luz radiante del somontano, sus consecuencias fluyen delante de mí rumbo al río Cinca, el gran Ebro y el mar lejano. Durante un instante veo con claridad lo que miles de poetas cantaron: el paisaje convertido en piel sensible, las venas y arterias del mundo, las tormentas del corazón, nuestras vidas, el río.

martes, 3 de mayo de 2011

123

Siendo músico aficionado, ¿cómo no amar con devoción la cerveza Guinnes, cuyo logo es una preciosa arpa irlandesa?

lunes, 2 de mayo de 2011

122

Me levanto tarde y me encuentro con la noticia de que Estados Unidos, después de diez años de búsqueda, ha terminado localizando y asesinando a Bin Laden. Nunca hay que desestimar la potencia arrasadora de los sentimientos, y si se trata de venganza todavía menos. Estados Unidos necesitaba vengar el terrible atentado de las torres gemelas y llegó a ofrecer una recompensa de cincuenta millones de dólares a quien entregase a Bin Laden vivo o muerto. Durante todos estos años ese hombre se convirtió en una especie de personaje de película de James Bond, un malvado Doctor No que se escondía en cuevas y refugios secretos escapando de sus perseguidores siempre en el último instante. Entretanto Al Qaeda, la organización terrorista que él había creado, asesinaba a centenares de personas en Madrid, en Londres, en Bombay, en Marrakech el otro día. Yo soy de los que opinan que el fundamentalismo islámico internacional es actualmente uno de los grandes enemigos de la libertad, como lo fueron en su día el fascismo y el comunismo, y en ese sentido me ha aliviado saber, desde mi condición de ateo, que Bin Laden no volverá a aparecer en televisión amenazando con el índice a los infieles del mundo entero. Nadie duda de que el terrorismo islámico continuará existiendo, incluso es previsible que arrecie en las próximas semanas y meses, la venganza es un camino sin fin, pero hoy en Nueva York miles de personas manifiestan su alegría gritando y bailando en las calles. No, nunca hay que desestimar la fuerza arrasadora de los sentimientos.

domingo, 1 de mayo de 2011

121

Por la mañana llamo a mi madre para felicitarla. Su voz al otro lado del teléfono es viva, enérgica, preciosa. Hablo con ella durante unos minutos y luego le paso a Maite, con quien a menudo sospecho que se entiende mejor que conmigo. No voy a escribir nada sobre mi madre en este momento porque me pondría a llorar inmediatamente, y escribir y llorar al mismo tiempo es un poco complicado (aunque no imposible, puedo dar fe de ello). Sólo quisiera decir que a punto de cumplir cuarenta y ocho años amo a mis padres más de lo que les he amado jamás.