miércoles, 21 de noviembre de 2012

Partita

Me siento en el retrete y escucho un violín. Es mi vecina adolescente, alumna de mi mujer, ensayando en alguna habitación incómodamente cercana. Primero toca con cierta dificultad una de las maravillosas partitas de Bach y después se arranca con una versión preciosa del Danny Boy, una canción cuya versión a cuatro voces mixtas cantamos en mi coro. Qué extraña resulta esta reunión de emociones y necesidades fisiológicas, cerebros e intestinos gruesos. ¿Será verdad que somos un misterio?

martes, 20 de noviembre de 2012

La época

Amanecer frío y gris de noviembre. Niebla alta que oculta el campanario de la iglesia de San Pedro. Por las escaleras suben las voces de la radio de la cocina hablando de las mismas cosas que ayer y mañana. Siento cómo la desesperanza comienza a anidar en mi corazón e intento combatirla, pero estoy cansado, acabo de levantarme de la cama y estoy cansado. Despierta, despierta y ponte en pie, la época que te pondrá a prueba ya está aquí.

martes, 13 de noviembre de 2012

Oscuridad en la oscuridad

Ayer a las once de la noche caí rendido en la cama y exactamente seis horas más tarde, a las cinco de la madrugada, desperté. La claraboya del techo era un rectángulo de oscuridad en la oscuridad, pura noche cerrada sin atisbo de la inminencia del amanecer.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Esperanza

Esta mañana el termómetro del coche señalaba un grado de temperatura. Mientras conducía hacia Barbastro la radio anunciaba dos buenas noticias: el Tribunal Constitucional español reconocía la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo y Barak Obama revalidaba su condición de presidente de los Estados Unidos de América. A babor y estribor se sucedían las viñas que ya han comenzado a perder sus hojas, tan bellas y ajenas a la ruina económica de las bodegas. Al llegar a la calle Saint Gaudens aparqué junto al río Vero, salí del coche y, como cuando era un niño, disfruté del humo de mi aliento al respirar.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Como tú

Mira, en realidad la vida es lo que sucede. Pero te comprendo, cómo no habría de hacerlo si soy como tú.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Todos los santos

Cada uno de noviembre me subía al coche y pasaba a buscar a mi suegro, Antonio, y a su hermano, el tío Martín. Cuando llegaba, bien temprano, siempre me estaban esperando vestidos de domingo y con rostro serio. Después conducía hacia el desierto de los Monegros y hacíamos el circuito de los cementerios de su familia: Torralba de Aragón, Robres, Senés. Eran camposantos diminutos azotados por el viento en medio de un paisaje inigualable, absolutamente maravilloso, desolado, infinito. Antonio y el tío Martín no comprendían que aquel territorio me gustara tanto, siempre decían: «Son malas tierras, malas, muy malas, aquí no crece nada, sólo el hambre», pero yo, ajeno a sus infancias pobres, disfrutaba de los ocres, las tizas, los yesos, los arbustos y, muy de vez en cuando, los solitarios árboles que aquí y allá salpicaban un horizonte plano bajo el cielo gris. Al llegar a los lugares aparcaba sobre la grava, descendíamos del coche, entrábamos en aquellas modestas necrópolis y Antonio y su hermano daban una vuelta resucitando familias, personas, el pasado. Recuerdo que sus comentarios eran como ellos: flacos, secos, austeros, mínimos. Al mediodía regresábamos a Zaragoza y siempre, indefectiblemente, comíamos un maravilloso ternasco al horno que mi suegra, Josefina, había preparado con todo su amor para nosotros.

Hoy todos están muertos. Antonio, Josefina, Martín. No existe un sólo día de todos los santos que no recuerde aquel circuito de cementerios monegrinos, pueblos casi desiertos y altos cielos oscuros sobre la tierra blanca de cal. Os quise. Os quisimos.

viernes, 26 de octubre de 2012

Una soledad semejante

No logro quitarme de la cabeza la noticia que leí el otro día y daba cuenta del hallazgo del esqueleto de un anciano que llevaba quince años muerto dentro de su casa. Quince años.

Quince años es la edad que tiene mi hijo, su vida entera, y durante todo ese tiempo, día a día, semana a semana, mientras comenzaba a caminar, mientras aprendía a hablar, durante sus primeros años de guardería y colegio, durante sus primeros cursos en el instituto, otoño tras otoño, navidad tras navidad, ese hombre yacía muerto en su cama sin que nadie le echase de menos. Cuesta creer que pueda existir una soledad semejante, sin familiares, sin amigos, sin conocidos, sin vecinos.

Ahora mismo llueve sobre mi casa,  llueve sobre el pueblo,  llueve sobre las carreteras y los caminos,  llueve sobre la sierra de San Quílez y también sobre los campos de maíz y girasol, llueve a través de la noche repiqueteando en las calles iluminadas y en la inmensa oscuridad del campo circundante, llueve y llueve con la precisión del mecanismo de un reloj o un corazón ajeno a los sentimientos humanos, la compasión, la soledad.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Rendición

Tras un largo día
(el más breve de
la historia del mundo
después del de mañana)
proclamo mi rendición:
alzo los brazos y
me dirijo mansamente
hacia la cama.

sábado, 20 de octubre de 2012

Submarinos

El golpeteo de la lluvia en el cristal de la claraboya no me ha despertado porque a pesar de estas altas horas de la madrugada todavía estaba despierto. Navego, como tú, en un submarino.

jueves, 18 de octubre de 2012

Oración

Jesús Miramón del futuro, perdóname por mis pensamientos estériles del presente, perdóname por los laberintos en los que me adentré atraído por el eco de hojas secas; perdóname por no haber aceptado sin resistencia la sencilla y sólida realidad, perdóname por haber desperdiciado tanto tiempo aún conociendo su naturaleza irrecuperable; perdóname todo lo que no supe, perdóname todo lo que sabiéndolo aparté a un lado porque prefería no saber, perdóname la arrogancia, la ingenuidad, la patética inconsciencia de la edad, perdóname lo que de tu pasado, este presente, pueda avergonzarte. Nada hice con verdadera maldad. Todo con ignorancia.