viernes, 4 de mayo de 2018

Nuevas cordilleras en el horizonte

A estas alturas debería saber algo. Comprender alguna cosa. He consumido millones de horas de mi vida en intentar alcanzar siquiera, no sé, algún atisbo de ese objetivo. Escribiendo, leyendo, cantando. Pero me siento igual que al principio, allí, tan lejos, cuando entre los doce y trece años comencé a hacerme preguntas.

Mientras tanto ha ido pasando el tiempo. Logré, no sé de qué modo, que una mujer mil veces más inteligente que yo se enamorase de mí y con ella fundé una familia. Una hija. Un hijo.

Me gusta mucho mi trabajo. Cada día conozco a seres humanos nuevos con su pasado, sus expectativas, su carácter, su belleza, sus traumas. Es un trabajo que me apasiona a pesar de que algunos días me destruya un poco por dentro. Más o menos he aprendido a convivir con ese precio por hacer algo que me fascina.

Lo que no entiendo es que a estas alturas, a punto de cumplir cincuenta y cinco años, todavía no comprenda gran cosa de toda esta pequeña aventura, este parpadeo nuestro, tuyo y mío, en la historia del mundo. Hubo un momento, cuando era apenas un niño haciéndose mayor, en el que creí que leyendo y estudiando y explorando encontraría respuestas. No sabía que la exploración no ofrece respuestas sino nuevas cordilleras en el horizonte, nuevos ríos, valles, planetas; nuevas preguntas.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Como si supiera

Esta mañana temprano la temperatura era de siete grados en Barbastro. Mis compañeras de trabajo han dicho que hacía frío y yo les he contestado lo siguiente: "cada día de frío es un día robado al infierno que vendrá".

Que vendrá, he dicho, como si supiera algo.

martes, 1 de mayo de 2018

Para mí el amor es eso

Dos días de sol con altos, inmensos y lejanos cumulonimbos en el intenso cielo azul que mi hija echa tanto de menos en Bergen.

Paseando esta mañana junto al canal he pensado y comentado en voz alta que los primeros humanos que vivan en Marte echarán terriblemente de menos -yo lo haría- todo lo que vemos y oímos en cada uno de nuestros paseos cotidianos: el cielo azul, los distintos tipos de nubes, el color verde, el canto de los pajaricos entre los árboles, las pequeñas flores silvestres que aparecen en primavera, las amapolas, los lirios silvestres, el romero, el tomillo.

A ratos caminábamos a buen paso sin decir nada, cada uno de los dos inmersos en nuestros propios pensamientos.

Para mí el amor es eso.

domingo, 29 de abril de 2018

Un mal día

Un día malo. La tormenta me despertó de madrugada, dormí mal, volví a dormir pero ya soñaba sólo pesadillas de corta duración. A las seis y media, cuando volví a despertarme, llovía. Comprendí la famosa expresión: "estoy como el día". A lo largo de la jornada he repuntado en momentos precisos -al pasear por el campo bajo el paraguas junto a Maite, al cocinar, al conducir el coche- pero la conclusión final es la siguiente: hoy ha sido un domingo de mierda. Y me da pena porque sé que era el último de abril del año dos mil dieciocho, y eso no es algo que pase todos los días. Pero por mucho que lo he intentado no he conseguido despegar. Ahora voy a leer en la cama un libro que me dejó una amiga sobre las pinturas rupestres y espero que el sueño venga rápido a sellar mis ojos como se sellan los ojos de los muertos, con esa piedad.

jueves, 26 de abril de 2018

Líneas de comunicación

Mis dos hijos cuentan con dos líneas de comunicación: su madre, que es puro sentido común, tranquilidad, paz, rechazo al conflicto y, en fin, inteligencia; y por otra parte su padre, es decir, yo, que soy impulsivo, alguien incapaz de calibrar las consecuencias de sus decisiones en el instante de decidirlas, alguien compulsivo y, en fin, todo lo contrario de su madre.

Por eso, en situaciones difíciles, le llaman a ella. Son tan listos. Me siento orgulloso.

martes, 24 de abril de 2018

Evaporación

Estoy tan cansado que dormiría en el suelo, al pie de la mesa principal del banquete en el castillo o en la cumbre del Olimpo, perro y dios.

Ayer grabé un vídeo donde las gotas de la escasa lluvia caían en el alféizar de la ventana de la cocina para evaporarse casi inmediatamente.

Me hago un poco más viejo cada día y así, de esta manera, soy más y más consciente de mi ignorancia. También de mi curiosidad, que late igual que a los doce años. Querré explorar todo este absurdo mundo hasta que mi cerebro desfallezca, no lo podré evitar. No quiero evitarlo.

miércoles, 18 de abril de 2018

Cuatro amigas

Hoy he comido con cuatro amigas en un restaurante de Barbastro. Los nombres de los platos eran más bonitos y ricos que lo que contenían pero ha estado bien, sobre todo por la compañía y la alegría de reunirnos.

Nunca he pensado que la amistad fuese algo inferior al amor romántico -ni falta que le hace. Lo que sé es que la amistad tiene cualidades que no tiene aquel. Es una expresión diferente del amor y, en ciertos aspectos anecdóticos, mejor.

La amistad sencilla, lo que todos entendemos cuando hablamos de amistad es, para mí, una de las formas más puras del amor porque carece de cualquier interés. Aprender y disfrutar de la mera existencia del otro, quererle, y nada más.

Hoy he comido con cuatro seres humanos, casualmente todas ellas mujeres maravillosas, y he disfrutado y aprendido mucho, y me voy a dormir con la sensación de haber recibido un regalo muy especial. Amor sin aspavientos y sin tonterías. Amistad. Libertad para expresarme como soy sin barrera alguna. Qué más puedo pedir. Soy afortunado y, en su compañía, libre.

lunes, 16 de abril de 2018

Antes

La tierra está saturada de agua. El río Vero corre frente a mi casa hace muchos días muy por encima del cauce de hormigón armado que en su día se construyó para domarlo; fluye arrastrando ramas de quién sabe qué lugar, dónde cayeron, qué árbol cedió en la orilla, cuan lejos está de aquí corriente arriba, acaso un pequeño bosque rodeado de nieve.

Cuando contemplo un río siempre pienso en su viaje hacia el mar, así de profundamente estamos marcados por la poesía de Manrique, pero ¿qué sucedió antes?

Yo y tú sucedimos antes, todos nosotros sucedimos antes.

martes, 10 de abril de 2018

Un legionario romano después de la batalla

Nunca pensé que escribiría esto, pero la humanidad me agota y comienza a vencerme como el viento vence a las formaciones de roca arenisca del territorio que habito. Como todas las personas, como todos los seres humanos que se suceden ante mí durante mis horas de trabajo. Al final de la jornada regreso a casa caminando por la calle empapado en sangre como un legionario romano después de la batalla. Sólo las tórtolas turcas de collar oscuro y ojos rojos se apartan a mi paso.

domingo, 8 de abril de 2018

Muy lejos

No tengo mucho que escribir. Cociné alcachofas al horno. La noche pasada llovió abundantemente, eso me dijo mi compañera porque yo no me enteré de nada: duermo como un tronco en toda la expresión de la palabra.

Siento una felicidad tranquila, de pocos quilates, asequible a mi imaginación.

Acaso sea sencillamente cansancio. La felicidad y el cansancio se parecen mucho.

Es domingo por la noche. Cerraré los ojos y viajaré muy lejos.