Mi mayor enemigo regresa puntual a la cita. Cómo echaré de menos los días de abrigado descanso, el frío que adelgaza los dedos y tensa la piel del rostro, cómo echaré de menos la lluvia, los charcos, la escarcha, el vaho del aire caliente de los pulmones flotando delante de la boca. La hora del asedio y el combate ha regresado. No aspiro a vencer sino a sobrevivir, me espera una larga travesía hecha de sudor, moscas y sopor animal. Sus días de avanzada ya me han atacado y embrutecido. No perderé la calma. O sí, tal vez sí, odio tanto el calor, odio tanto el verano.
jueves, 7 de mayo de 2009
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2 comentarios:
Yo me pensaba que se quitaba con los años. Por eso de que se nota más el frío y eso...
Pero no.
El odio avanza...
grrrrr
Y lo que nos queda, Miranda, que esto no ha hecho más que empezar. Pero debemos ser fuertes y llegar al otro lado, alcanzar el paraíso del otoño una vez más. Un beso.
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