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viernes, 31 de mayo de 2019

Treinta y uno de mayo

En mi trabajo informo y tramito maternidades, paternidades, altas en la Seguridad Social cuando los jóvenes comienzan a trabajar, la tarjeta sanitaria europea cuando viajan de vacaciones, jubilaciones y viudedades: la vida entera. Hay un documento que en España, no sé si en otros países sucede lo mismo, es como el Santo Grial: el Libro de familia. Los antiguos venían acompañados de fotografías en blanco y negro del matrimonio, y cuando voy a la fotocopiadora y las contemplo siempre me emocionan. Todas y todos parecen actores de Hollywood, jóvenes y con los peinados de entonces, hace tantos años. Y da igual si eran de los valles más remotos del Pirineo o del pueblo más cercano a Barbastro.

He observado también, comparando aquellas imágenes de juventud con las de los carnés de identidad actuales, que, de algún modo, siempre somos los mismos. Ellos, nosotros, los hombres, acaso nos deterioramos más, pero ellas siguen pareciéndose mucho a cómo eran hace sesenta o setenta años. Me conmueve profundamente.

Las solicitantes de las pensiones de viudedad suelen venir acompañadas de alguna hija o algún hijo, y cuando son muy mayores, ochenta, noventa años, aceptan las cosas como son. La gente de la montaña es dura. Si no fuese por la confidencialidad a la que me debo como funcionario público hace años que hubiese hecho una colección de esas pequeñas fotografías de los Libros de familia más antiguos. Esos bigotes a lo Clark Gable, los peinados inverosímiles de ellas. "De profesión: sus labores", pone en casi todos. Un trabajo documental que yo no puedo hacer pero que acaso algún joven cineasta sí podría desarrollar. Cómo hasta lugares como Plan o Cerler ya llegaban en los cincuenta y los sesenta los modelos de belleza de las películas norteamericanas. Eran ganaderos, agricultores, panaderos, albañiles, ellas siempre o casi siempre "amas de casa".

Intento atender a estas personas mayores con todo mi cariño y respeto, y cuando se levantan acompañadas de sus hijos y salen de mi edificio a veces vuelvo a mirar las fotografías del antiguo libro de familia y comprendo, y aprendo, y amo mi trabajo.

viernes, 18 de mayo de 2018

Llegamos a casa de noche

Arribem a casa de nit,
la lluna groga i plena i grossa
alçant-se
entre núvols negres.
Tristos dies
d'esllavissada i neguit,
el món trencant-se
per l'orgull i la supèrbia
i el fum d'il·lusionistes.
Vinc invocant
la indifèrencia de les vaques
i una alegría infantil,
que se m'escapa,
de ser viva i prou.

A mi m'importa
el benestar i la pau,
la meva pàtria es allà
on oneja la bandera blanca.

6.10.17

---

Llegamos a casa de noche,
la luna amarilla y llena y grande
alzándose
entre nubes negras.
Tristes días
de desmoronamiento y angustia,
el mundo rompiéndose
por culpa del orgullo y la soberbia
y el humo de los ilusionistas.
Vengo invocando
la indiferencia de las vacas
y una alegría infantil,
que se me escapa,
de estar viva y nada más.

A mí me importa
el bienestar y la paz,
mi patria reside
donde ondea la bandera blanca.

6/10/2017

Silvia Castelló Masip

Quadern de la bauma (inédito)

(Más poemas de Silvia)

jueves, 15 de marzo de 2018

Un poema de Silvia

La mare
feia un ram
de flors silvestres
per guarnir
la taula de càmping
quan esmorzàvem
en aquells estius eterns.
M'ensenyava el luxe.

10.8.17

Silvia Castelló Masip

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Mamá
hacía un ramo
de flores silvestres
para adornar
la mesa de camping
cuando comíamos
en aquellos veranos eternos.
Me enseñaba el lujo.


Traduciré más poemas de Quadern de la Bauma, el libro inédito de Silvia. Tengo muchas esquinas dobladas en sus páginas.  Sirva este como entrada. Tan sencillo, tan aparentemente fácil pero con una verdad que te golpea. Poesía de verdad. Un lujo. La admiro mucho.

lunes, 15 de enero de 2018

Dolores O'Riordan

Escucho a Maite hablar con nuestra hija en el salón. Ríe y eso me tranquiliza. Luego me contará de qué han hablado. Me maravilla la relación que mantienen entre ellas. Ahí Carlos y yo estamos un poco fuera, no sé cómo explicarlo. Mujeres y hombres; hijas y madres, padres e hijos. Qué sé yo.

Hace mucho que ya es de noche. Me he enterado de la muerte de la cantante irlandesa Dolores O'Riordan, vocalista y compositora de The Cranberries, un grupo que escuchaba hace años. Ha sido una desaparición repentina e inesperada. Tenía cuarenta y seis años y tres hijos. Sus canciones me acompañaron durante mucho tiempo, cuando era más joven que ahora, y escucharlas me hacen viajar en el tiempo. Hace ya algunos meses encontré vídeos de pequeños conciertos acústicos en una librería. El de The Cranberries me impresionó por su pureza (el batería sólo podía tocar una pandereta). Allí aparece Dolores con toda su magia.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Paola Vaggio

ÚLTIMOS DÍAS

Mientras apoyas la silla en el patio,
en la pared que da el sol,
y cierras los ojos cegada de luz,
escuchas el murmullo cercano de la ciudad

(pájaros
un soldador eléctrico
una tos seca en el primer piso
golpes sobre metal
un perro ladrando
la megafonía del metro escapándose por la alcantarilla)

Entre los tejados y las antenas
duerme el nido
que está hecho de hojas,
de ramas pequeñas,
trozos de algodón,
barro,
óxido,
bruma,
piensas "yo puse esto aquí"
"yo puse esto así"
"yo traje esta rama"
"yo le di forma"

las gaviotas hambrientas se lo llevan
¿hacia dónde?
¿puedo ir con ellas?

Paola Vaggio

lunes, 7 de marzo de 2016

Geología

Leo que ha muerto Harnoncourt, uno de mis directores de orquesta favoritos entre todos. Poco a poco se desvanecen: sentí la mista tristeza cuando cruzó el río Claudio Abbado.

Cada uno de nosotros vivimos y respiramos en alguno de los estratos geológicos de la historia del mundo. Este abrir y cerrar de ojos. Aquella línea de arcilla fosilizada en las montañas del futuro.

Leo que ha muerto Nikolaus Harnoncourt y siento que algo dentro de mí ha vuelto a nacer, a comprender.



Johann Sebastian Bach: Kantata BWV 147 - Nikolaus Harnoncourt.

miércoles, 18 de julio de 2012

Su sepulcro en Viena

Leo que es posible que unos arqueólogos italianos hayan descubierto los huesos de Lisa Gherardini, la famosa Mona Lisa de Da Vinci, e inevitablemente viene a mi memoria aquel poema maravilloso de José Jiménez Lozano:

LAS MENINAS

Le dijiste al crítico de arte:
Está bien su explicación, pero
yo sólo vengo a ver a María Bárbola,
a Nicolasillo Pertusato, al perro,
y a ver abrir la puerta al Intendente Nieto.

Te callaste
que en aquella habitación no se respira;
la Princesita bebe agua ¡Pobre!
¿Y si me preguntase?
Yo he visto su sepulcro en Viena.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Vigésimo día

MI MUERTE

Si tengo suerte, estaré conectado
a una cama de hospital. Tubos
por la nariz. Pero intentad no asustaros, amigos.
Os digo desde ahora que está bien así.
Poco se puede pedir al final.
Espero que alguien telefonee a los demás
para decir, "¡ven rápido, se está yendo!"
Y vendrán. Así tendré tiempo
para despedirme de las personas que amo.
Si tengo suerte, darán un paso adelante
para que pueda verles por última vez
y llevarme ese recuerdo.
Puede que bajen la mirada ante mí y quieran echar a correr
y aullar. Pero, al menos, puesto que me quieren,
me cogerán la mano y me dirán "Valor"
o "Todo va a ir bien".
Y tienen razón. Todo va a ir bien.
Me basta con que sepas lo feliz que me has hecho.
Sólo espero que siga la suerte y pueda mostrar
mi agradecimiento.
Que pueda abrir y cerrar los ojos para decir
"Sí, te escucho. Te entiendo".
Incluso que pueda llegar a decir algo así:
"También yo te quiero. Sé feliz".
¡Así lo espero! Pero no quiero pedir demasiado.
Si no tengo suerte, si no la merezco, bueno,
me tendré que ir sin decir adiós ni darle la mano a nadie.
Sin poder decirte lo mucho que te quise y lo mucho que disfruté
de tu compañía todos estos años. En cualquier caso,
no me guardes luto mucho tiempo. Quiero que sepas
que fui feliz contigo.
Y recuerda que te dije esto hace tiempo, en abril de 1984.
Pero alégrate por mí si puedo morir en presencia
de mis amigos y de mi familia. Si es así, créeme,
salí de mi vida por la puerta grande. No perdí esta vez.

Raymond Carver,
de Todos nosotros, 4ª edición, septiembre de 2007.

lunes, 11 de octubre de 2010

Undécimo día

PUEDE SER SIN TÍTULO

Después de todo, estoy sentada bajo un árbol,
a la orilla del río,
en una mañana soleada.
Es un acontecimiento banal
y que no pasará a la historia.
Nada que ver con batallas ni pactos
cuyas causas se investigan,
ni con tiranicidios dignos de ser recordados.

Y sin embargo estoy sentada junto al río, es un hecho.
Y puesto que estoy aquí,
he tenido que venir de algún lado
y antes
estar en muchos otros sitios,
exactamente igual que los grandes descubridores
antes de subir a cubierta.

Hasta el instante más efímero tiene su pasado,
su viernes antes del sábado,
su mayo antes de junio.
Son tan reales sus horizontes
como los de los catalejos de los almirantes.

Este árbol es un álamo enraizado desde hace años.
El río es el Raba, que fluye desde hace siglos.
No fue ayer cuando unos pasos
formaron el sendero.
El viento, para dispersar las nubes
tuvo antes que arrastrarlas aquí.

Y aunque en los alrededores no pasa nada importante,
el mundo no es más pobre en sus detalles,
ni está peor justificado, ni menos definido
que en la época de las grandes migraciones.

El silencio no sólo acompaña a conspiraciones secretas.
Ni un séquito de causas a ceremonias de coronación.
No sólo se erosionan los aniversarios de las sublevaciones,
también envejecen los guijarros de la orilla.

Complicado y denso es el bordado de las circunstancias.
Costura de hormigas en la hierba.
Hierba cosida a la tierra.
Diseño de olas en el que se enhebra un tallo.
Por casualidad estoy aquí y miro.
Sobre mí una mariposa blanca bate en el aire
unas alas que sólo a ella le pertenecen
y una sombra se me escapa a través de la mano,
no otra, no la de cualquiera, precisamente la suya.

Ante esta visión siempre me abandona la certeza
de que lo importante
es más importante que lo insignificante.

Wislawa Szymborska, traducido por David Carrión Sánchez,
de El gran número, Fin y principio y otros poemas, 5ª Edición, 2010.

viernes, 19 de marzo de 2010

Decimonoveno día

EN LOS ÁRBOLES

En los árboles, en las copas de los árboles, bajo los frondosos
vestidos de hojas, bajo las sotanas del resplandor,
bajo los sentidos, bajo las alas, bajo los cetros,
en los árboles se esconde, respira, vira
la vida callada y soñolienta, esbozo de la eternidad.
Reinos de opulencia crecen en los púlpitos
de los robles. Las ardillas corretean inmóviles
cual pequeños ocasos pelirrojos
bajo los párpados. Los rehenes invisibles
hormiguean bajo las cáscaras de las bellotas,
los esclavos aportan cestas de fruta y plata,
los camellos se mecen como un sabio
árabe sobre un manuscrito, los pozos beben
agua y vinagre, la Europa agria supura como
la savia en la madera, Vermeer pinta
ropajes y luz que no merma.
Bajo la cúpula del circo bailan los tordos.
Slowacki ya vive en París
y juega en la bolsa con tesón. El rico
se escurre por el ojo de una aguja
gimiendo qué suplicio, Sócrates
explica a los buscadores de oro qué es
la mentira, qué es el bien, qué la virtud.
Los remeros reman lentamente. Los navegantes
navegan lentamente. Los huidos de la Insurrección
de Varsovia beben té dulce,
en las ramas se está secando la colada,
alguien pregunta en sueños dónde está mi
patria. El velero verde sujeto en
su ancla herrumbrosa. El coro de almas inmortales
ensaya la cantata de Bach, completamente enmudecido.
Al lado, en un estrecho sofá, duerme fatigado
el capitán Nemo. El pájaro carpintero envía
un telegrama muy urgente anunciando la conquista
de Cartago y la hora del té en Boston.
El armiño no se convierte para nada en lady Macbeth,
en las copas de los árboles no hay
remordimientos. Ícaro naufraga pacientemente.
Dios rebobina la cinta. Las expediciones de castigo
vuelven al cuartel. Viviremos mucho tiempo
en las líneas del arabesco, en el balbuceo
del búho, en el ansia, en el eco
indigente, bajo los frondosos vestidos de las hojas,
en las copas de los árboles, en el aliento de alguien.

Adam Zagajewski.
Traducción de Elzbieta Bortkiewicz.
Poemas escogidos, Pre-Textos, 2005.

martes, 9 de marzo de 2010

Noveno día

AÑOS TREINTA

Años treinta
Aún no estoy
Germina la hierba
Una niña come un helado de fresa
Alguien escucha a Schumann
(el loco Schumann,
el perdido)
Qué suerte,
Aún no estoy
Lo oigo todo

Adam Zagajewski.
Traducción de Xavier Farré.
Tierra de fuego, Acantilado, 2004.

martes, 12 de enero de 2010

Cuento de invierno

Cada día de cualquier peatón de un país occidental podría convertirse en una película de Eric Rohmer. Lo que vemos de esa persona: cuando se dirige al trabajo, cuando toma un café en un bar, cuando sube al coche y se aleja calle arriba; y también lo que no vemos: cuando abre la puerta de su casa y la cierra tras de sí, cuando habla con su marido o su amante sentada a la mesa de la cena, cuando despierta en medio de la noche, poco antes del amanecer. A mí me interesan esas cosas, me interesa mucho ese concepto artístico cuyo único propósito es mostrar sin estridencias el misterio que late en la experiencia cotidiana de nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros vecinos. Por eso me gustaban y me gustan mucho las películas de Rohmer, que murió ayer. Ellas, junto a tantas otras de propuestas y estilos muy diferentes, forman parte de mi educación sentimental. Quién sabe, tal vez su serie titulada «Cuentos de las cuatro estaciones» (mi preferido es el de invierno) contribuyó de algún modo, inconscientemente, al título de este cuaderno. Debo tanto a tantos, a decenas, a centenares de tantos vivos y muertos, habitantes de siglos cercanos y de siglos remotos, conocidos y anónimos... A medida que trazo mi camino más agradecimiento siento hacia todos ellos, hacia su talento, hacia su inteligencia, hacia el fruto de sus exploraciones. Son mi discreta compañía.

martes, 3 de noviembre de 2009

Tristes trópicos

«Nos encontrábamos en una llanura que probablemente seguía hasta el río Paraguay, tan plana que el agua no llegaba a evacuarse, cuando estalló la tormenta más violenta que jamás he tenido que afrontar. Ningún abrigo posible, ningún árbol se veía en el horizonte: no teníamos más remedio que avanzar, tan chorreantes y empapados como nuestras cabalgaduras, mientras el rayo caía a diestra y siniestra como los proyectiles de un tiro de estacada. Después de dos horas de prueba la lluvia paró; se comenzaron a ver los remolinos que circulaban lentamente por el horizonte, como en alta mar. Pero en la extremidad de la llanura ya se perfilaba una terraza arcillosa, de algunos metros de alto, sobre la cual unas diez chozas se recortaban contra el cielo.»

Tristes trópicos, Ediciones Paidós, 1994 (la edición original es de 1955, Plon, París). Traducción (soberbia) de Noelia Bastard.

Claude Lévi-Strauss, 28-11-1908 / 1-11-2009.

Un magnífico artículo de Xavier Rubert de Ventós.

viernes, 26 de junio de 2009

Michael Jackson

Ha muerto el cantante Michael Jackson e inmediatamente una ola de histeria colectiva y periodística se ha extendido alrededor del mundo entero. Se habla del nacimiento de un mito, de la desaparición del mejor cantante pop de la historia, se habla de un genio, del número uno, del rey. A mí, musicalmente hablando, me deja indiferente, pero siento lástima por él, no tanto por su muerte como por su vida peripatética. Pobre desgraciado.

lunes, 1 de junio de 2009

Paolo Conte

COME MI VUOI?

Come mi vuoi?
Cosa mi dai?
Dove mi porti tu?
Mi piacerai?
Mi capirai?
Sai come prendermi?

Dammi un sandwich e un po' d'indecenza,
e una musica turca anche lei,
metti forte che riempia la stanza
d'incantesimi e di spari e petardi.
Eh, come mi vuoi?

Che si senta anche il pullman perduto
una volta lontano da qui,
e l'odore di spezie che ha il buio
con noi due dentro al buio abbracciati.
Eh, come mi vuoi?




Paolo Conte

jueves, 26 de marzo de 2009

Vigesimosexto día

Oh tú que el corazón me robas cuando me miras,
no me deja tu amor ni paciencia ni vida;
no me preguntes hoy si sufren mis entrañas,
¡ojalá la pasión y la ausencia no hubiesen sido creadas!
No he probado el amor por gusto mío esta segunda vez
sino que se cumplió el destino y sucedió por azar.
En mis tribulaciones soy causa de mi ruina,
como la mariposa que ama el fuego y se quema.
Ten compasión de mí, que el alma tengo rota,
y mírame, pues ya he entregado el espíritu.

Ibn Sahl de Sevilla
(Muerto en 649 de la hégira = 1251 d.J.C.).
Versión de Teresa Garulo.
Locus amoenus, Galaxia Gutenberg, 2009.

martes, 8 de julio de 2008

Seamus Heaney

LA PENÍNSULA

Cuando no tengas nada más que decir, sólo conduce
durante todo el día en torno a la península.
El cielo es alto, como sobre una pista de aterrizaje,
la tierra sin señales, de modo que no llegas

sino pasas de largo, siempre a través del zócalo de una cala.
Al atardecer, los horizontes se beben el mar y la colina,
el campo arado se traga el caserón blanquecino
y te encuentras de nuevo en la oscuridad. Recuerda ahora

la playa vidriosa y el tronco a contraluz,
aquella roca en que las olas se rompen en jirones,
las zancudas forzadas sobre sus propias patas,
islas que se introducen en la niebla,

y vuelve a casa, todavía sin nada que decir
salvo que ahora decodificarías todos los paisajes
así: cosas halladas puras y limpias en sus propias formas,
agua y tierra en su extrema desnudez.

---

THE PENINSULA

When you have nothing more to say, just drive
For a day all round the peninsula.
The sky is tall as over a runway,
The land without marks, so you will not arrive

But pass through, though always skirting landfall.
At dusk, horizons drink down sea and hill,
The ploughed field swallows the whitewashed gable
And you're in the dark again. Now recall

The glazed foreshore and silhouetted log,
That rock where breakers shredded into rags,
The leggy birds stilted on their own legs,
Islands riding themselves out into the fog,

And drive back home, still with nothing to say
Except that now you will uncode all landscapes
By this: things founded clean on their own shapes,
Water and ground in their extremity.


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Seamus Heaney,
traducción de Vicente Forés y Jenaro Talens,
de la antología Campo abierto,
Editorial Visor, Madrid, 2004.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Prado verde y florido

Prado verde y florido, fuentes claras,
alegres arboledas y sombrías;
pues veis las penas mías cada hora,
contadlas blandamente a mi pastora;
que, si conmigo es dura,
quizá la ablandará vuestra frescura.

El fresco y manso viento que os alegra
está de mis suspiros inflamado,
y, pues que os ha dañado hasta agora,
pedid vuestro remedio a mi pastora;
que, si conmigo es dura,
quizá la ablandará vuestra frescura.

Francisco Guerrero (1528 - 1599)


Jordi Savall - Hesperion XX

miércoles, 30 de abril de 2008

Pello Azketa

Descubrí a Pello Azketa a través de una maravillosa película documental de Mercedes Álvarez, El cielo gira, en la que él participa. Absolutamente recomendable, una verdadera joya.

Pello Azketa. La senda, óleo sobre lienzo, 1997.


El cielo gira