sábado, 29 de julio de 2023

Cultura

No estoy seguro de saber si siento cansancio o serenidad. Escribo en Zaragoza, a las doce menos cuarto de la noche, y pienso en la domesticación, se me acaba de ocurrir que la domesticación, sobre todo la que nos afecta a nosotros mismos, se nutre del cansancio y la aceptación, de la serenidad.

Somos animales domesticados a través de la cultura, los usos y costumbres, las necesidades colectivas, nuestra propia evolución selvática. Por eso podemos compartir un tranvía o un autobús sin asesinarnos inmediatamente unos a otros.

Procuro explorar y aprender algo de todo esto que me ha sido dado sin haberlo solicitado, lo mismo que les ocurre y ocurrirá a mis hijos. Toda esta experiencia nuestra en este planeta, en este momento de la historia geológica o histórica, no tiene ningún sentido, es absurda. Pero es, y nos sucede personalmente.

Luego están el amor, los sentimientos, el sexo, la compasión, la maldad, la bondad, todo eso.

viernes, 21 de julio de 2023

Alaska

Ha descendido la temperatura, pero como era tan alta, tan loca, apenas lo noto ahora. Escribo con las hélices del ventilador girando hacia mi cabeza, moviendo el aire de una Alaska inexistente porque yo siempre asocio los ventiladores a las avionetas. Cosas de mi cabeza. Mi vida continúa. Cada día soy un poco más tonto que el anterior.

lunes, 17 de julio de 2023

Sé que

He escrito tantas veces
sobre el sufrimiento
que me produce
el calor que sé,
sin ningún género de duda,
que me estoy repitiendo.

No pasa nada,tengo
sesenta años, sé que
todo se repite, siempre.

martes, 11 de julio de 2023

Plumero

He visto, nervioso e incómodo, un debate electoral en televisión. El próximo 23 de julio votamos gobierno en España. El debate ha sido bochornoso pero, como adulto de sesenta años de edad, quiero pensar que todos sabemos qué modelo, ya no de país sino de mundo entero, queremos. Yo quiero un lugar que amplíe derechos, que respete las diferencias, que tenga y actúe con empatía y solidaridad y compasión hacia todos los seres humanos.

Entiendo que cualquier persona alfabetizada sabe, en el paisaje que nos rodea, quién es homófobo, racista, machista, clasista; no me cabe duda de eso, aunque tampoco de que existan seres humanos que voten esas opciones inhumanas y crueles.

En cuestión de derechos nadie obliga a nadie: nadie está obligado a abortar, a divorciarse, a casarse con alguien de su mismo sexo, nadie está obligado a acogerse a la ley de eutanasia que permite una muerte digna, nadie está obligado a nada; en cuestión de derechos existen ideologías que quieren impedir esas libertades y obligar a otras personas a no ver una película de dibujos animados donde se besan dos mujeres, existen personas que quieren imponer su moral al resto de la población, como sucede con los estados religiosos, por ejemplo.

Me siento incapaz de comprender que alguien pueda votar a partidos políticos que, en vez de ensanchar, estrechan; que en vez de ampliar opciones, las limitan en todos los ámbitos, incluso en los colegios.

Sí, sé que se me ve el plumero y no me importa: soy de izquierda, lo he sido toda mi vida; soy progresista, y haré todo lo posible -es decir, votar- para impedir que mi país sea gobernado por la derecha que tenemos aquí, en este momento, ahora mismo.