martes, 11 de julio de 2023

Plumero

He visto, nervioso e incómodo, un debate electoral en televisión. El próximo 23 de julio votamos gobierno en España. El debate ha sido bochornoso pero, como adulto de sesenta años de edad, quiero pensar que todos sabemos qué modelo, ya no de país sino de mundo entero, queremos. Yo quiero un lugar que amplíe derechos, que respete las diferencias, que tenga y actúe con empatía y solidaridad y compasión hacia todos los seres humanos.

Entiendo que cualquier persona alfabetizada sabe, en el paisaje que nos rodea, quién es homófobo, racista, machista, clasista; no me cabe duda de eso, aunque tampoco de que existan seres humanos que voten esas opciones inhumanas y crueles.

En cuestión de derechos nadie obliga a nadie: nadie está obligado a abortar, a divorciarse, a casarse con alguien de su mismo sexo, nadie está obligado a acogerse a la ley de eutanasia que permite una muerte digna, nadie está obligado a nada; en cuestión de derechos existen ideologías que quieren impedir esas libertades y obligar a otras personas a no ver una película de dibujos animados donde se besan dos mujeres, existen personas que quieren imponer su moral al resto de la población, como sucede con los estados religiosos, por ejemplo.

Me siento incapaz de comprender que alguien pueda votar a partidos políticos que, en vez de ensanchar, estrechan; que en vez de ampliar opciones, las limitan en todos los ámbitos, incluso en los colegios.

Sí, sé que se me ve el plumero y no me importa: soy de izquierda, lo he sido toda mi vida; soy progresista, y haré todo lo posible -es decir, votar- para impedir que mi país sea gobernado por la derecha que tenemos aquí, en este momento, ahora mismo.

4 comentarios:

Recomenzar dijo...

<Me he divertido con tu entrada .Eres un genial escritor

Fackel dijo...

Cada vez me convenzo más que la ignorancia es la causa de la maldad. Pero la ignorancia, que es muy interesada, no es un eximente, y menos hoy día, sino todo lo contrario. Hay que hacer todo lo posible, que puede ser o no ser solo votar, y tenerlo claro para evitar que la reacción se adueñe de nuevo del país. Una de las incongruencias de este tiempo es que quien menos tiene pueda votar, y de hecho muchos voten, a los que más le quitan y no le darán jamás. En mi pueblo hay un dicho: "Nada hay más tonto que un obrero de derechas". Con su pan se lo coman, pero con esa actitud y un voto que no les conviene nos hacen daño a todos. No quiero ni pensar en retrocesos y marchas atrás. Demasiado esfuerzo, sacrificio y penas nos causó el pasado a muchos. Ánimo.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Recomenzar, bienvenida a este blog veterano. No soy escritor, pero te lo agradezco. Un saludo.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Fackel, yo cruzo los dedos y confío en que todavía existe una posibilidad. Un abrazo.