sábado, 29 de julio de 2023

Cultura

No estoy seguro de saber si siento cansancio o serenidad. Escribo en Zaragoza, a las doce menos cuarto de la noche, y pienso en la domesticación, se me acaba de ocurrir que la domesticación, sobre todo la que nos afecta a nosotros mismos, se nutre del cansancio y la aceptación, de la serenidad.

Somos animales domesticados a través de la cultura, los usos y costumbres, las necesidades colectivas, nuestra propia evolución selvática. Por eso podemos compartir un tranvía o un autobús sin asesinarnos inmediatamente unos a otros.

Procuro explorar y aprender algo de todo esto que me ha sido dado sin haberlo solicitado, lo mismo que les ocurre y ocurrirá a mis hijos. Toda esta experiencia nuestra en este planeta, en este momento de la historia geológica o histórica, no tiene ningún sentido, es absurda. Pero es, y nos sucede personalmente.

Luego están el amor, los sentimientos, el sexo, la compasión, la maldad, la bondad, todo eso.

3 comentarios:

Fackel dijo...

Muy domesticados, aunque a veces la agresividad rompe reglas del juego. La domesticación siempre es cultural y la cuestión es comrpobar cuánto de esta nos favorece y cuánto va más allá de domesticarnos y nos convierte en más objetos. Y los sentimientos, las emociones y los valores que enarbolamos los adaptamos o quedan sometidos a las reglas de juego culturales. Se dirá que es así y lo ha sido toda la vida. Cada cual debe saber cómo le afectan y le esclavizan y cómo puede no dejarse condicionar para librarse en algún margen de tanta objetualización. Con las relaciones humanas o se relativizan o pereces. Y el poso permanente de mentira me abruma, y es latente a todas las culturas, y bebemos de ella.

Jesús Miramón dijo...

Siempre somos más libres de lo que pensamos, incluso de lo que podemos parecer, incluso de lo que la evolución nos induce a ser. Eso creo. Eso quiero creer. Animales domésticos optimistas. Todo esto es un misterio, algo increíble, inconcebible.

Fackel dijo...

La libertad es un concepto relativo. La libertad es un ejercicio interior que precisa ser traducido en acciones concretas de la vida cotidiana. La libertad es un anhelo exigente: no solo por sus pretensiones sino porque puede generar conflicto en la convivencia con los otros. Somos más libres de lo que nos pensamos, puede ser, pero acaso el concepto no debería estar tan sublimado. La libertad queda en duda o se limita cuando se somete el individuo que llevamos dentro a la relación con los demás individuos. Desde el momento que somos conscientes de todo esto, y lo disfrutamos, deja de ser misterioso para hacernos ver las posibilidades reales que ha tenido y tiene la humanidad cuando se entiende. Disculpa la deriva.