sábado, 16 de enero de 2021

El último

La nieve se ha ido derritiendo muy, muy despacio debido al frío de estos días. El frío me hace feliz. Por la noche abro la ventana del dormitorio y duermo a temperaturas bajo cero en mi cálida silueta bajo la funda nórdica de color blanco. Eso me gusta, como me gustan tantas cosas que están a mi alcance.

Aunque todo está a nuestro alcance y, al mismo tiempo, a millones de kilómetros de distancia; a millones de años luz y a milímetros. Tú y yo lo sabemos. La vida es algo muy extraño, muy raro. Que yo esté escribiendo esto. Que tú me leas. Que nuestro planeta gire alrededor del sol mientras la especie a la que pertenecemos lo destruye a una velocidad nunca imaginada.

Pero la belleza inútil permanece. Pienso en el último neanderthal en Gibraltar, frente al mar. Su grupo fue muriendo y hace mucho tiempo que las reuniones de clanes desaparecieron porque ya no aparecía nadie. No recuerda la última vez que vio a alguien como él, pero sabe que seguramente más al norte los habrá a cientos, a miles, como sucedió en el pasado.

El mar golpea en las rocas. En los días claros puede contemplar el atisbo de una tierra lejana donde muere el horizonte. Las olas cubiertas de espuma vienen y se van como lo hicieron y lo harán siempre.

Cierra los ojos y, mientras muere, vienen todos a recibirle: padres, hermanos, hermanas, hijas, hijos, nietos; leones, hienas, rinocerontes, bisontes, conejos, mejillones, el hambre. Dormir tranquilamente al fin, mecido por la inútil belleza del mar azul y las nubes blancas en el cielo, tan blancas.

viernes, 15 de enero de 2021

Campañas

Hoy no fue un día normal. Hoy tampoco. Debo enfrentarme a un monstruo que habita dentro de mí. Lo hice en el pasado y en algunas campañas fui yo el vencedor. Pero siempre regresa, no se rinde, sólo espera su ocasión. Hoy, sin que nadie me viese, ni siquiera la persona más cercana a mí, he llorado cinco o seis veces, ocultándome. Tengo que volver a luchar aunque a menudo siento que me faltan las fuerzas. Voy a acostarme. Cuando duermo duerme también el monstruo y la guerra cesa hasta el amanecer. Estoy tan cansado.

domingo, 10 de enero de 2021

Mirando sonrientes desde las ventanas

La vida, como la nieve, como la muerte, sucede sin esfuerzo, cae y se disuelve sin que nada podamos hacer mirando sonrientes desde las ventanas. Siempre fue así.

martes, 5 de enero de 2021

La vida natural

Hoy es cinco de enero del año dos mil veintiuno, las temperaturas en España han caído considerablemente y se anuncian nevadas abundantes incluso en lugares donde casi nunca nieva. Tras despedirnos de nuestra hija que viajaba de vuelta a Noruega hemos conducido desde Zaragoza hasta Barbastro y todo era igual que siempre, como si todos los días de mi mundo fuesen el mismo día, todos los paisajes el mismo, el cielo azul cubierto de nubes a kilómetros de altitud el mismo, yo y mi mujer a mi lado en el coche corrigiendo trabajos de Lengua y Literatura los mismos, la vida entera la misma. Yo, en estos primeros días del nuevo año, no me siento en absoluto diferente al que era en las postrimerías del año que ya no existe en presente; tengo y siento los mismos defectos y las mismas virtudes. Soy el mismo y, lo más importante: siento que el mundo es exactamente igual que hace una o dos semanas. Y no quiero referirme a la pandemia mundial que asola el mundo y, tú y yo lo sabemos, un día se apagará como los incendios forestales. Me refiero a otra cosa que siento en las tripas, algo que siempre ha existido y existirá. La vida natural, la existencia real y simple y probablemente aburrida, el decurso de los acontecimientos humanos, casi siempre comunes, casi siempre antiguos, fluye sin cambios ni celebraciones ni calendarios. Y este pensamiento no es algo que me incomode sino que me consuela, me conmueve. Disuelve expectativas, disuelve toneladas de peso invisible en mis espaldas. Somos eslabones anónimos en una cadena, pasajeros de vuelos comerciales sobrevolando el mar del norte y sus plataformas petrolíferas bajo las estrellas de la noche, durmiendo.