Hoy no fue un día normal. Hoy tampoco. Debo enfrentarme a un monstruo que habita dentro de mí. Lo hice en el pasado y en algunas campañas fui yo el vencedor. Pero siempre regresa, no se rinde, sólo espera su ocasión. Hoy, sin que nadie me viese, ni siquiera la persona más cercana a mí, he llorado cinco o seis veces, ocultándome. Tengo que volver a luchar aunque a menudo siento que me faltan las fuerzas. Voy a acostarme. Cuando duermo duerme también el monstruo y la guerra cesa hasta el amanecer. Estoy tan cansado.
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7 comentarios:
Un fuerte abrazo, Jesús.
Fue un mal día, Fernando. Llevo años con ese monstruo dentro de mí. Gracias por el abrazo, me ha hecho mucho bien. Otro para ti.
Tender una manta en el suelo y no hartarse de dormir se recomendaba a sí mismo en un proverbio Antonio Machado.
No lo conocía, pero eso mismo me lo he recomendado mil veces. Dormir para escapar temporalmente. Un abrazo.
Me ha dado por entrar a ver tu blog. No te conozco, solo de unas pocas interacciones por Twitter. ¿A qué monstruo te refieres? Me gusta saber, me gusta preguntar. Un saludo.
A la depresión y la ansiedad. Lidio con eso desde hace muchos años. Un saludo, Ana.
Pues mucho ánimo. Conozco la ansiedad y provoca desgaste y sufrimiento, combinada con la depresión tiene que ser más duro. Ánimo con ello
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