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viernes, 8 de marzo de 2024

Sino lo que hace

Yo soy feminista, como me enseñó mi padre nacido en 1936. No me gusta hacer camas pero cocino siempre, cada día (como mi compañera hace la cama siempre, cada día). Al final las cosas son tan sencillas. Nos repartimos las tareas entre dos buenas personas que se aman. En eso consiste todo. ¿Soy feminista? Lo soy. ¿Soy antiracista? Lo soy. ¿Soy anticlasista? Nada odio más que el clasismo. Pero no importa nada lo que uno dice que es, sino lo que hace día a día.

viernes, 1 de marzo de 2024

Mar

Lo escribí una vez y lo escribiré muchas veces: me gusta el mes de marzo porque contiene la palabra mar.

jueves, 29 de febrero de 2024

Bisiestos

Veintinueve de febrero: algo que sucede cada cuatro años, desde que el papa Gregorio XIII, en 1582, decidió perfeccionar el calendario anterior, el que Julio César, hace dos mil años, creó para precisar la imperfecta rotación de la tierra alrededor del sol, estableciendo un retraso temporal cada 128 años.

Pero toda esta información da igual, la he buscado en la red. Febrero tiene 28 días salvo cada cuatro años, cuando tiene 29. Y eso demuestra dos cosas: la ficción temporal en la que vivimos y nuestro afán por la exactitud matemática, por encontrar un orden donde no siempre existe. Años bisiestos, se llaman, pero no se diferencian absolutamente en nada a un pestañeo, un olvido repentino, una gran memoria, una noche de sueño profundo.

El tiempo somos nosotros. Los calendarios sirven para recordarnos citas con el médico o cumpleaños, pero el tiempo, el verdadero, el que fluye, somos nosotros.

martes, 27 de febrero de 2024

Gorriones

El día termina poco a poco, lentamente. El cansancio se hace presente y me empuja al olvido bajo el agradable peso de la ropa de la cama. Ya es de noche. Un día más, me digo a mí mismo. Puedo escuchar aún todas las voces que he atendido hoy al otro lado de mi mesa de trabajo. El viento trae el aire frío de las montañas donde hay nieve. Los árboles de la acera siguen desnudos (ninguno es un almendro). Los gorriones me llenan de ternura. (Y las nubes)

domingo, 18 de febrero de 2024

Presente continuo

Todos los almendros han florecido a principios de febrero. Ellos, esos árboles que viven el presente continuo, ignoran si dentro de unas semanas hará mucho frío, seguirá haciendo calor, helará o, quien sabe, tal vez caiga una capa de nieve. Yo, mientras camino dejándolos atrás junto a mi mujer, les envidio por su belleza y por su relación con el presente, el sol, la lluvia, sin que exista nada más: ni pasado ni futuro: sólo ahora.

jueves, 8 de febrero de 2024

Y mañana

A menudo, sobre todo antes de acostarme como va a suceder ahora, siento que la vida es algo que creamos con nuestra modesta respiración acompasada, con lo que vemos, con lo que nos sucede sin importancia y con ella; siento que la vida es lo que sentimos como nuestro suceso y no como otra cosa, o acaso, si somos capaces, como los sucesos de los demás. La vida es algo muy raro, algo extraordinario, algo que desde algún momento en nuestro pasado remoto tratamos de expresar y comprender. Y, a la vez, es tan sencilla. La vibración de una cuerda. Esta absurda confianza en que dentro de unos minutos cerraré los ojos y mañana despertaré en el mismo lugar.

lunes, 29 de enero de 2024

Y sueño

Buceo en aguas turbias, rodeado de raíces de árboles. Sé que estoy soñando porque puedo respirar. Adivino la selva virginal que existe allí arriba y escucho los sonidos del sonar de los delfines rosados casi ciegos. Todo está bien. No conozco el pasado, no conozco el futuro. No sé si soy una anaconda o la cría diminuta de un pez, y sueño.

viernes, 19 de enero de 2024

La tranquilidad

Cuando somos jóvenes pensamos que la vida siempre sucederá de ese modo ferviente, apasionado, intenso, sin límites. Y así deben pensar las personas jóvenes, son el combustible del futuro: fuerza, energía, utopías, esperanza, sueños. No es que todo eso desaparezca al hacernos mayores, yo cumpliré en mayo sesenta y un años y conservo todo eso en mi corazón, pero ahora valoro algo que para mí tiene un valor casi divino: la tranquilidad. El amor de mi familia y mis amigos, y la tranquilidad.

lunes, 15 de enero de 2024

Su afán

Pienso en el mundo actual, con sus guerras, sus pandemias, sus diferencias sociales, y caigo en la cuenta de que no debería pensar que el mundo entero es así. Ni la edad media era oscura ni la edad moderna luz. Millones de personas fueron felices en la edad media y millones de personas no lo han sido en la edad moderna: las guerras antiguas fueron crueles y algunas duraron cien años, quemaban a personas vivas en hogueras, torturaban, asesinaban, pero hubo niños que crecieron felices en aquel tiempo, que sintieron el amor y lo propagaron sin estridencias en sus aldeas y regiones a salvo. En nuestra naturaleza está clasificar las cosas, nuestro lenguaje inventó los adjetivos, pero la vida es algo más complejo, diverso, inmenso e infinitamente más diminuto al mismo tiempo. Cada existencia tuvo su afán.

miércoles, 10 de enero de 2024

La nieve limpia nuestros pecados

Hoy ha nevado a pocos kilómetros de Barbastro. La nieve limpia nuestros pecados, escribí en El sueño del erizo. Y luego se derrite. Amo el frío. Cada día anochece un poco más tarde. Todo cambia una vez más, un año más, una estación más. He decidido no pensar en el futuro. Es algo que no existe jamás.

martes, 9 de enero de 2024

Sin sentir nada

El cansancio se parece a la ternura en el dejarse ir, en abandonarse. Yo me abandono, cierro los ojos y la noche me lleva río abajo sin sentir frío ni calor, sin sentir nada.

lunes, 8 de enero de 2024

Seré el viejo más cascarrabias

He sobrevivido a otra navidad. Mi navidad número sesenta en este pequeño planeta que creó un dios inventado en seis días (porque al séptimo descansó). Quienes me conocen, en primer lugar mi mujer y mis hijos, además de mis hermanos y hermana, saben que odio algo tan espectacular, tan luminoso. Pero ya pasó. Ya no hay más. Regresan las madrugadas y los coches aparcados en la acera con los cristales congelados yendo a trabajar en noche cerrada. Regresa la alegría, la apatía o la tristeza de los días normales. Yo amo los días normales, incluso cuando voy a trabajar de noche y, como esta mañana, hay dos grados bajo cero. Amo el cielo helado que refleja la luz del sol antes del amanecer, y también la huella de los aviones allí arriba. Para mí, lo mejor de la navidad es que comienza y termina. Oh, señor, seré el viejo más cascarrabias del mundo pasado mañana, o mañana, o ahora.

sábado, 6 de enero de 2024

Se parece mucho a un corazón

Día de reyes magos. Mi padre me ha regalado un trozo del roscón con nata que mi hermano Javier le regaló a él. Hemos paseado con los yayos en una Zaragoza soleada pero ventosa y fría. Todavía no he puesto interés en ninguna de mis intenciones para este año que ya ha comenzado, no sé si alguna vez lo haré. Mi alma palpita y siente en su oscuridad caliente. Se parece mucho a un corazón.

viernes, 5 de enero de 2024

Moonfall

Estoy viendo en la televisión una película terrible, muy mala, pero a veces me pasa que me engancho a ellas, sobre todo si, como esta, es de ciencia ficción o de futuros distópicos. No sé, no lo puedo evitar. También me pasa con las películas donde aparecen caballos, por ejemplo. Quiero pensar que todos tenemos estas debilidades o fortalezas. A veces con las películas sucede como con la comida: la calidad importa menos que el interés. Yo funciono un poco así, a veces.

jueves, 4 de enero de 2024

Misión

Cuando tras los largos años de hibernación nuestra nave llegó al planeta que debíamos explorar y preparar para la llegada masiva de nuevos colonos, lo más impactante para mí fue su atmósfera, la pureza de su aire, la limpieza que llenaba nuestros pulmones maltrechos. El cielo no era tan azul como en la tierra sino más bien blanco, y la vegetación parecía sentirnos a nuestro paso. No había insectos ni pájaros. Acampamos cerca de la pequeña nave auxiliar que nos había llevado hasta allí y, tras días de investigación desde los drones y los sensores de la nave nodriza en órbita alrededor de aquel mundo, no encontramos señales de vida animal de ningún tipo, ni en tierra firme ni en los lagos y mares que existían allí. Sólo había algo semejante a la vegetación de nuestra patria, pero distinta, a medio camino entre la hierba y las anémonas. También los minerales del suelo parecían tener una organización, cierto sentido geométrico y casi antropomórfico: rocas, dunas, laderas, parecían querer comunicarse con nosotros. A nuestros ojos era un lugar vacío pero capaz de albergar la vida que pudiésemos traer desde nuestro planeta moribundo. Mientras tomábamos muestras y disfrutábamos de un aire más limpio del que nunca pudimos imaginar, ignorábamos absolutamente el futuro.

miércoles, 3 de enero de 2024

La ignorancia

Hoy me he vacunado contra la gripe y contra el covid. Creo en la ciencia, y también en la poesía (aunque odio profundamente a los poetas). Creer en la ciencia y en el arte me ponen a salvo de la religión: la primera contesta precaria pero razonable y progresivamente a las preguntas sobre la realidad, y el segundo satisface mi alma absurda. No necesito ningún dios, la ignorancia y la exploración me satisfacen más. Es así de sencillo.

martes, 2 de enero de 2024

Timbre de voz

He regresado al trabajo tras unos días de vacaciones y la mañana ha ido bien. Persona tras persona, rostro tras rostro, timbre de voz tras timbre de voz al otro lado de la mesa, pero sin aglomeraciones. De mi labor me gusta que nunca nada es igual, nadie es igual a la persona anterior, y de todos aprendo algo. He almorzado un sandwich de jamón de york y chorizo de pamplona como los que comía cuando era pequeño. Me lo ha hecho mi mujer. Mientras lo masticaba con algo de prisa por la gente que esperaba he mirado la calle a través del ventanal, el pequeño río al otro lado, el cielo de color gris.

lunes, 1 de enero de 2024

Y se murió

"Tengo tanto sueño
que creo que
me voy a morir", dijo.

Y se murió.

Y despertó.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Todas las noches son viejas

De madrugada, a las seis de la mañana, llevaba a mi hija a Barcelona a través de la noche cerrada. La autopista estaba desierta y las luces interiores del coche parecían las de una pequeña nave espacial. Hablábamos y hablábamos. Luego comenzó a amanecer, creo que a la altura de Tarragona: un espectaculo no por cotidiano más inconcebible.

Ahora ya está en Bergen, junto a su pareja. Yo estoy cansado pero feliz porque mi niña de treinta y un años haya llegado a su destino. Dos mil veintitrés termina. Maite está saliendo de una gripe que la ha dejado debilitada, así que no creo que haya noche vieja. Pero todas las noches son viejas como todas las madrugadas, como la de hoy saliendo de Zaragoza rumbo al aeropuerto de Barcelona, son nuevas, vírgenes, páginas en blanco.

Mañana comenzará un nuevo año en nuestro calendario, en nuestra cultura, en la religión mayoritaria de este país, en nuestro hemisferio. Dormiremos igual de bien o de mal, cada noche seguiremos despertando a otros mundos y lugares.

Ya no hago buenos propósitos al comenzar dos mil veinticuatro, tengo alguna que otra intención, pero ninguna expectativa. No sé qué sucederá. Sólo deseo tranquilidad.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Yo soy

Yo soy Jesús Miramón, hijo de Jesús y Natividad. No soy un ser humano perfecto, ni siquiera me acerco a algo lejanamente así, pero soy yo. Tengo virtudes y defectos, talentos naturales y debilidades igualmentente naturales, y a veces me he querido y a veces me he odiado. Soy amado y amo, eso lo sé, y esta consciencia cierta me salva de los aspectos nefastos del mundo, y de los míos también. Yo soy Jesús Miramón, esposo y fiel compañero de Maite, padre de Paula y Carlos, e intento vivir mi vida como soy: limitado, ilimitado, a veces enfermo, a veces entusiasta, a veces perezoso, a veces explorador. No me diferencio un ápice del resto de seres humanos de mi planeta. Soy un hombre común. Siento. Sufro. Gozo. Duermo. Despierto. Escribo paso a paso, día a día, mi camino. Yo soy Jesús Miramón.