viernes, 26 de octubre de 2012

Una soledad semejante

No logro quitarme de la cabeza la noticia que leí el otro día y daba cuenta del hallazgo del esqueleto de un anciano que llevaba quince años muerto dentro de su casa. Quince años.

Quince años es la edad que tiene mi hijo, su vida entera, y durante todo ese tiempo, día a día, semana a semana, mientras comenzaba a caminar, mientras aprendía a hablar, durante sus primeros años de guardería y colegio, durante sus primeros cursos en el instituto, otoño tras otoño, navidad tras navidad, ese hombre yacía muerto en su cama sin que nadie le echase de menos. Cuesta creer que pueda existir una soledad semejante, sin familiares, sin amigos, sin conocidos, sin vecinos.

Ahora mismo llueve sobre mi casa,  llueve sobre el pueblo,  llueve sobre las carreteras y los caminos,  llueve sobre la sierra de San Quílez y también sobre los campos de maíz y girasol, llueve a través de la noche repiqueteando en las calles iluminadas y en la inmensa oscuridad del campo circundante, llueve y llueve con la precisión del mecanismo de un reloj o un corazón ajeno a los sentimientos humanos, la compasión, la soledad.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Rendición

Tras un largo día
(el más breve de
la historia del mundo
después del de mañana)
proclamo mi rendición:
alzo los brazos y
me dirijo mansamente
hacia la cama.

sábado, 20 de octubre de 2012

Submarinos

El golpeteo de la lluvia en el cristal de la claraboya no me ha despertado porque a pesar de estas altas horas de la madrugada todavía estaba despierto. Navego, como tú, en un submarino.

jueves, 18 de octubre de 2012

Oración

Jesús Miramón del futuro, perdóname por mis pensamientos estériles del presente, perdóname por los laberintos en los que me adentré atraído por el eco de hojas secas; perdóname por no haber aceptado sin resistencia la sencilla y sólida realidad, perdóname por haber desperdiciado tanto tiempo aún conociendo su naturaleza irrecuperable; perdóname todo lo que no supe, perdóname todo lo que sabiéndolo aparté a un lado porque prefería no saber, perdóname la arrogancia, la ingenuidad, la patética inconsciencia de la edad, perdóname lo que de tu pasado, este presente, pueda avergonzarte. Nada hice con verdadera maldad. Todo con ignorancia.

domingo, 14 de octubre de 2012

Una sombra huidiza

¿Escribiré en verso el resto de mi vida?  No.  Aunque haya comenzado a llover débilmente hace unos minutos y la lluvia repiquetee en el cristal de la claraboya, no; aunque la luz de la tarde haya disminuido de repente convirtiéndose en una sombra huidiza, no, no escribiré en verso el resto de mi vida. Es muy fácil, mira.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sin regresar

Cruzando a pie Zaragoza
el día del Pilar
camino de la casa de mis padres,
cruzando a pie las calles
pobladas de acacias y plátanos
cuyas hojas comienzan a caer,
cruzando a pie esta ciudad
que fue mía y probablemente
vuelva a serlo pronto

algo hizo clik
dentro de mí.

Oh, por aquellas calles fui y vine
tantas veces, primero hacia el colegio
de los padres Dominicos, después
tras haber besado a una chica
en el portal de su casa,
al otro extremo de la ciudad.

Una vida no es vida sin renovación, sin cambio,
me dijeron ayer, y es verdad.
Una vida no es vida, pensé, sin regresar.

viernes, 12 de octubre de 2012

El agua del río

Conduzco hasta la estación de autobuses.
Otras personas esperan
en el interior de sus vehículos
a alguien que llegará desde Barcelona.
Esta cálida noche de octubre
nos iguala a todos.  Ella tenía razón,
no podemos detener
el agua del río
con nuestras manos desnudas.

martes, 9 de octubre de 2012

Gaviotas y mirlos

Un pájaro grazna en la noche
fuera de mi casa.  Su sonido
me hace pensar en la mezcla de
una gaviota pequeña y un mirlo.
Después suenan las campanas de la iglesia.
Qué lejos queda el mar, qué lejos
las montañas.  Qué lejos lo que
me trajo aquí y ya no recuerdo.

sábado, 6 de octubre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo acudimos al garaje de Aurora, donde desde hacía horas amigos y familiares celebraban su última noche de soltera. Aurora es compañera del coro y mañana cantaremos en su boda, lo mismo que hicimos el año pasado para su hermana Nuria, también soprano de la coral. Me gusta mucho cantar en este tipo de celebraciones donde la música es un regalo.

Pero la música siempre es un regalo. Durante el ensayo mi mente se recuperó de un día terrible: a media mañana sufrí una crisis que me expulsó del trabajo cuando más personas estaban esperando. Temblor, vértigo, palpitaciones, los síntomas ya conocidos. Nunca pensé que mi mente, es decir, yo mismo, podría hacerme daño, y esto es algo que me está costando aceptar.

Pero la música siempre es un regalo, es cierto. Durante el ensayo, concentrado en las partituras, en mi directora, en mis compañeros, la ansiedad fue desapareciendo poco a poco, vencida temporalmente por el placer, la alegría y las emociones positivas.  La música es un regalo y un bálsamo.

jueves, 4 de octubre de 2012

Irrepetible

Las ocho de la mañana. Recuerda que nunca existió ni existirá un día como el de hoy. Todo es irrepetible.