martes, 25 de diciembre de 2007

Yo, por mi parte

Regreso de Zaragoza atravesando la densa niebla, concentrado en las luces traseras del vehículo que me precede. Dentro del coche todos duermen, blandamente abandonados a mi pericia. Tienen confianza en ella. Yo, por mi parte, los amo, los protejo, los traigo a casa, etcétera.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Diciembre

Diciembre comienza a precipitarse,
no sé si empujado por el sólido peso
de once meses ya sin secretos
o atraído por el continente desconocido
de un nuevo año del mundo.

Sólo una cosa sé con certeza:
caminamos a través
de lugares misteriosos.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Cae la nieve



Monólogo final de la película Dublineses, de John Huston,
maravillosa adaptación del relato "Los muertos", de James Joyce.
Toda la película y la chica de Aughrim.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Comida de navidad

Después del trabajo nos vamos a comer al restaurante Bodega del Vero, que además es tienda de delicatessen. Es navidad y todos los escaparates de Barbastro están adornados. Mientras camino flanqueado por mis dos compañeras pienso en todos los giros casuales que me han traído hasta aquí, a esta ciudad, a esta compañía. Hace poco más de diez años nunca lo hubiera imaginado. Saludamos a alguien a cada paso, consecuencia de nuestro contacto diario con el público. "¡A pasar buenos días!", nos dicen; "¡Igualmente!", contestamos. Entramos en el restaurante por la zona de la tienda y bajamos a la bodega, donde nos han reservado una mesa junto a la chimenea encendida. Para abrir boca pedimos una bandeja de jamón de jabugo y pan de Azara con tomate, y continuamos con una ensalada de brotes con queso de cabra gratinado, foie a la plancha sobre tostadas con mermelada de manzana y cebolla, y para terminar cabrito guisado; el vino, por supuesto, de Somontano, una botella de Laus Tinto Roble, un crianza de dos mil cuatro. Hacía mucho tiempo que no comía tan bien. Cuando salimos son ya las cinco menos cuarto y está empezando a atardecer. Vamos a casa de R. a tomar un café. Mientras prepara las cosas en la cocina miro las fotografías de la librería del salón, en las que su familia y sus hijos van creciendo de retrato en retrato: es un recorrido enternecedor y me doy cuenta del cariño que siento por mis compañeras de trabajo, dos de las personas del mundo que más horas del día comparten conmigo. El café de la nueva cafetera Nespresso de R. está, efectivamente, riquísimo, cremoso y con un aroma increíble. Su marido me ofrece una copa pero he de conducir y la pospongo para otra ocasión. Charlamos un rato y al salir a la calle ya es de noche. Regreso a casa sin prisa, sin superar los cien kilómetros por hora. La luz de los faros ilumina la carretera.

martes, 18 de diciembre de 2007

Lluvia nocturna

Ayer estaba tan cansado que me acosté a las diez y media, así que esta madrugada, muy temprano, me he despertado en la oscuridad de la habitación. Llovía en el exterior, podía oír el ruido del agua repicando en la barandilla de la terraza. He consultado el teléfono móvil que utilizo como despertador y eran las cuatro y media. Por un momento he estado a punto de levantarme como otras veces, pero he decidido permanecer tendido en la cama sin hacer nada, sin encender la lámpara de la mesilla, sin mover un músculo, respirando sencillamente en la oscuridad, escuchando la lluvia de la calle, dejándome mecer por su rumor.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Amenaza a los Monegros

Durante varios años residí en Zaragoza y trabajé en Lérida, así que cada día recorría, a través del desierto de los Monegros, los ciento cincuenta kilómetros que separan ambas ciudades. He disfrutado de ese paisaje único en todas las circunstancias: bajo tormentas negras que hacían brillar la blancura de los yesos del suelo; en medio de vendavales de polvo y arena al atardecer; aparcado bajo un puente durante una granizada que impedía ver en tres metros a la redonda; al amanecer con todo el inmenso paisaje cubierto de hielo; a cuarenta y cuatro grados en pleno agosto. Soy un enamorado de los Monegros, y el proyecto de crear allí una ciudad del juego, al estilo de Las Vegas, me horroriza. Diecisiete mil millones de euros, cinco parques temáticos, setenta hoteles, treinta y cinco casinos, un hipódromo, una plaza de toros, ¡un campo de golf! y no sé cuántas cosas más. ¿Cómo es posible que se autorice tal barbaridad? Y, sobre todo, ¿cómo se compadece el apoyo que presta el gobierno de Aragón con su Expo Zaragoza 2008 y la monserga sobre el agua y el desarrollo sostenible? Por acostumbrado que esté al cinismo de los políticos, este caso me subleva. Estoy indignado y dispuesto a apoyar cualquier iniciativa que se enfrente a semejante despropósito.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Un nuevo tiempo

Aún no es de día y, sin embargo, el aire es ahora más transparente que en cualquier otro momento. Las siete menos diez de la mañana. Vibra la realidad como lo hacen las crisálidas al regresar del sueño. De uno en uno aparecerán los tejados cubiertos de antenas de televisión; las bonitas fachadas delanteras y las feas traseras, hechas de ladrillo visto sin revocar; lenta pero decididamente se levantará el antiguo alminar de la iglesia de San Pedro, y la sierra en la lejanía, y las carreteras. Han bajado las temperaturas, puedo sentirlo en el cristal de la ventana. Un nuevo tiempo comienza.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Anuncios por palabras

Vendo 27 corderos grandes y 10 cabritos. Se vende tractor Fiat 1000 en buen estado. Alquilo habitaciones con derecho a todo. Se vende leña de todo tipo a buen precio. Vidente de nacimiento echa las cartas. Se vende tambor de cofradía, un año de uso. Se busca señora mayor de 70 años que esté sola. Vendo bidet, bañera pequeña y lavabo Roca usado, color rosa, baratos. Divorciado de 52 años, viviendo solo y sin problemas familiares, desearía conocer a chica de entre 30 y 48 años, delgada, hogareña, cariñosa, española o extranjera, con fines serios. Chico de 18 años busca trabajo cualquier tipo. Santera brasileña echa las cartas. Vendo ático dúplex, céntrico, 170 metros cuadrados aprox., cocina, cuarto de lavar, 2 salones, 4 dormitorios, 2 baños, 3 terrazas, aire acondicionado, 32 millones de pesetas, para entrar a vivir. Se alquila almacén con cámara para fruta. Fiesta particular busca solista, dúo, trío amateur, rancheras, sudamericanas, días 22 y 23 de diciembre. Vendo armarios metálicos para guardar ropa de trabajo (taquillas). Perdido pendiente en esquina Cortes de Aragón con Avenida del Pilar, al lado de Frutería Morillo. Se necesita palista para retroexcavadora buldózer. Señora nativa alemana daría clases de alemán o trabajaría en una cocina. Desearía caballero sobre 60 años que se encuentre solo para compartir mi vida. Se matan cerdos y se hace mondongo.

viernes, 7 de diciembre de 2007

José Jiménez Lozano

Tres poemas

LAS MENINAS

Le dijiste al crítico de arte:
Está bien su explicación, pero
yo sólo vengo a ver a María Bárbola,
a Nicolasillo Pertusato, al perro,
y a ver abrir la puerta al Intendente Nieto.

Te callaste
que en aquella habitación no se respira;
la Princesita bebe agua ¡Pobre!
¿Y si me preguntase?
Yo he visto su sepulcro en Viena.


LOS OJOS

Tus ojos me faltan,
mas los míos
no los tendrá la muerte.
Tú los guardas.


DÍAS DE NIEVE

Los días de nieve son tranquilos,
avanzan en silencio. Extendido
está el blancor para unos cuantos
pobres, apresurados, gorrioncillos;
quizás algún ladrido
se oye a lo lejos. Ni más nada,
ni más nadie; pero,
si hubiera un caminante, sus pasos
hollarían el mundo.

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José Jiménez Lozano, de Elegías menores, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2002.

jueves, 6 de diciembre de 2007

El eco de los coches

Los reyes magos no existen. Tampoco Papá Noel. Dios no existe, y mucho menos una madre virgen. No existen pastorcillos de Belén. No existe el niño Jesús, no existe el buey, ni el burro, no existe San José.

Existe el musgo en la umbría del bosque. Estrellas en el cielo despejado. El corcho que envuelve el tronco de algunos árboles. La cantinela del agua en las acequias. El eco de los coches acercándose y alejándose en la distante carretera.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Cabo de Hornos

Llegó el viento empujando la niebla hacia días futuros; un viento decidido que, al chocar contra los muros de las calles, creaba remolinos de hojarasca y basura; un viento que agitaba violentamente las ramas de los árboles como lo haría un ladrón. Al anochecer la cortina exterior de arriba flameaba golpeando en el cristal. Subí, salí afuera y, abrazando la tela, la recogí como pude. Después, subiéndome el cuello de la chaqueta, eché un vistazo a mi alrededor: negras montañas coronadas de espuma blanca se elevaban y descendían vertiginosamente; copos de nieve afilados como agujas golpeaban mi rostro; traicioneros bloques de hielo flotante asomaban y desaparecían en la oscuridad; a estribor, en la lejanía, podía intuir la imponente presencia de farallones de roca y pizarra a cuyos pies ladraban a la tormenta los leones marinos. Regresé adentro. Cerré la puerta. M. corregía exámenes y trabajos. P. y C. hacían sus deberes. Fui a la cocina, calenté en el microondas una taza de agua y me preparé un té verde.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La chica de Aughrim

THE LASS OF AUGHRIM

If you'll be the lass of Aughrim
As I am taking you mean to be
Tell me the first token
That passed between you and me

O don't you remember
That night on yon lean hill
When we both met together
Which I am sorry now to tell

The rain falls on my yellow locks
And the dew it wets my skin;
My babe lies cold within my arms;
Lord Gregory, let me in.

LA CHICA DE AUGHRIM

Si eres la chica de Aughrim
Como tú dices ser
Dime cuál fue la primera prenda
Que se cruzó entre tú y yo

Oh ¿no recuerdas
La noche en la colina
Cuando nos encontramos
Aquella que ahora lamento?

La lluvia cae sobre mis mechones rubios
Y el rocío humedece mi piel;
Mi hijo tiene frío en mis brazos;
Lord Gregory, déjame entrar.

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Canción popular irlandesa. Traducción de Enrique Castro y Beatriz Blanco en la biografía de James Joyce de Richard Ellmann.



Escena de Dublineses, de John Huston,
asombrosa adaptación del relato "Los muertos", de James Joyce.
Canta el tenor y actor irlandés Frank Patterson.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Infinitos, irremediables

Estoy nervioso. Lo más fácil sería suponer que se debe a que dentro de unas horas cantaré en la calle (la asociación de comerciantes de la comarca ha contratado a nuestra coral para inaugurar la iluminación navideña), pero intuyo que hay algo más que no acabo de ver claramente. ¿Será la Navidad lo que me pone nervioso? La Navidad me hace pensar en el pasado, en otros tiempos, en otras personas, pero no estoy seguro de que me ponga nervioso. Aunque es verdad que la Navidad es muy dura para quienes perdieron a los suyos. Cruelmente regresan a la memoria épocas de luz y calor, de infancia, de salud, de prósperos (infinitos, irremediables) futuros por delante.

Son las cuatro menos cuarto de la tarde, y la luz que dibuja en la cortina de la terraza la silueta inclinada del tejado es luz de atardecer, casi de crepúsculo. Ahora mismo voy a acostarme, dormiré un rato y cuando me levante me lavaré la cara con agua fría, muy fría, y me iré a cantar.