jueves, 27 de febrero de 2020

El error es pensar que sobrevivirás

La aparición de un nuevo tipo de gripe ha vuelto loco al mundo, cerrando fronteras, estigmatizando países, aislando territorios. Yo, que cada mañana atiendo a otras personas a través de la distancia de una mesa; yo, que doy la mano y también besos; yo, que abrazo, respiro tranquilamente y pienso que ninguna decisión se debe tomar bajo el pánico cerval que anula cualquier racionalidad, cualquier pensamiento fruto de la inteligencia.

Por otra parte recuerdo la frase del guión de una película de la segunda guerra mundial en la que un oficial le dice a un soldado que tiene miedo que su error consiste en pensar que sobrevivirá. Desde que saltaste en paracaídas del avión ya estás muerto, lucha como si lo estuvieras, le dice. Me impresionó porque la vida es igual: nacemos muertos. Todos nosotros. Únicamente desconocemos la fecha y el modo. Creo que saberlo es una buena manera de vivir.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Un punto de luz

Febrero se desliza como una lombriz buscando la sombra. El cielo es alto y cruzado a veces por las líneas rectas de los aviones. Dos mil veinte avanza porque no puede hacer otra cosa. Yo disfruto y sufro sin orden ni concierto, aunque qué importa: soy un punto de luz flotante entre los miles y millones que el sol ilumina a través del cristal.

Todo está bien.

Todo está bien.

lunes, 10 de febrero de 2020

Ese camino pequeño

Y así navegamos a través de un paisaje aparentemente monótono y repetitivo que en absoluto lo es. No pasa nada. Deberíamos sentir piedad por la mortalidad de todo lo que existe sin entrar en bucle. No pasa nada: moriremos antes o después, y nuestros hijos y nietos y tataranietos también. Como el hielo de los polos y las junglas lluviosas: todo morirá. Nos queda la compasión menos pesada, la más ligera para caminar, y, sobre todo, la curiosidad. Mira eso, mira aquello, ese camino pequeño que se desvía del principal, ¿a dónde conducirá?

martes, 4 de febrero de 2020

Lava del sol

Con los ojos cerrados estiro el brazo para activar la luz del techo del dormitorio. La oscuridad de mis párpados se transforma de pronto en la ardiente superficie de lava del sol.

domingo, 2 de febrero de 2020

El cielo era azul

Hemos comido en casa de mi hermano. Lucía el sol y hemos podido tomar un vermú en el jardín. Ha llegado mi hermana y casi toda su familia. El cielo era azul. Conejo al ajillo. Huevos rellenos. Anchoas en salmuera. Salmón ahumado. Qué delgada mi madre. Qué triste mi padre. Sé que sólo puedo dibujar lo que veo sin poder cambiarlo. Si pudiera devolver la memoria al cerebro de mi madre. Si pudiera devolver la alegría cotidiana a los ojos de mi padre. Qué azul era el cielo sobre la casa de mi hermano.