Y así navegamos a través de un paisaje aparentemente monótono y repetitivo que en absoluto lo es. No pasa nada. Deberíamos sentir piedad por la mortalidad de todo lo que existe sin entrar en bucle. No pasa nada: moriremos antes o después, y nuestros hijos y nietos y tataranietos también. Como el hielo de los polos y las junglas lluviosas: todo morirá. Nos queda la compasión menos pesada, la más ligera para caminar, y, sobre todo, la curiosidad. Mira eso, mira aquello, ese camino pequeño que se desvía del principal, ¿a dónde conducirá?
lunes, 10 de febrero de 2020
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4 comentarios:
Cierto, Jesús.
Un abrazo
Un abrazo, Fernando.
Hola.
Llevo tiempo tratando de dejar comentarios y, no sé por qué, no soy capaz. A ver hoy.
Da gusto venir a leerte, como siempre. Eres un camino por el que siempre vale la pena adentrarse al menos unos pasos.
Un abrazo.
Un abrazo, Porto.
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