Todo está bien, me digo a mí mismo una y otra vez a lo largo de los días. Cuando llueve, cuando una niebla tan suave que ni siquiera merecería llamarse así borra ligeramente las vistas desde la ventana de la cocina. Todo está bien, pienso cuando vuelvo del trabajo bajo el cielo, entre edificios y coches aparcados en las aceras. Nada tiene importancia salvo, tal vez, esta curiosidad viva, efímera, sincera y sin dirección de ningún tipo. No hay brújula porque no existe norte alguno. Todo está bien mientras me quede a ti y a mí algo, un último suspiro o el primero de todos los demás. No hay mucho más que hablar sobre esto.
lunes, 29 de noviembre de 2021
Telón
Comprendo que lo más inexplicable de la muerte es la desaparición, la extinción de todos los planes y deseos; la repentina ausencia de presencia y olor y ser y estar.Un ser humano murió dándome la mano. Fue una experiencia que me enriqueció más de lo que nunca hubiera podido imaginar. Él estaba muy enfermo, y mientras sus funciones vitales cesaban poco a poco, aparentemente ajenas a su piadosa inconsciencia, sentí piedad, sentí comunión, asombro y una tristeza que no se parecía exactamente a la tristeza.Hubo un instante en el que, mientras le hablaba, sentí claramente que dejaba de existir, que su corazón ya no bombeaba sangre ni los pulmones respiraban y de pronto, suavemente, ya no estaba allí. Eso fue todo. Creo que siempre eso es todo.
domingo, 28 de noviembre de 2021
Hopper
Conduciendo a través de la noche todas las gasolineras parecen cuadros de Hopper. Al final de la carretera, a la izquierda del paisaje en sombras, las nubes reflejan un tenue brillo rojizo. Este es mi planeta. Los kilómetros se deslizan bajo las inmóviles ruedas del coche y la luz de los faros.
jueves, 25 de noviembre de 2021
Soy el tonto que camina
Soy el tonto que camina por la linde del campo y, cuando esta termina, sigue caminando y pisa la tierra húmeda de los maizales ya cosechados, y luego el suelo calcáreo donde crecen las encinas carrascas; soy el tonto que cruza la estrecha carretera asfaltada de la Confederación Hidrográfica del Ebro junto al canal seco y, después, continúa caminando bajo las nubes en dirección a las montañas donde ayer comenzó a nevar, lejanas y cercanas al mismo tiempo, sensatas y absurdas como la nieve, sensatas y absurdas como yo, que no sé nada de nada.
Ciencia ficción IV
Suena el despertador. Me asomo a la ventana de mi camarote y observo que cada día amanece un poco más pronto. El suelo está mojado y el cielo es gris. Mis neuronas comienzan a trabajar sin daños aparentes tras la efímera hibernación. El viaje continúa.
martes, 23 de noviembre de 2021
Balbucear
Llovía por la mañana cuando me dirigía al trabajo y llueve ahora, ya de noche, a
la luz de las farolas en la acera. El río Vero ha aumentado su caudal. Hace
tanto tiempo que no escribo que me siento balbucear como quien no ha hablado con
otro ser humano durante años y casi ha olvidado cómo se hace.
Los días de
Navidad se precipitan hacia nosotros sin piedad a medida que los empleados del
ayuntamiento instalan las luces de colores subidos a sus grúas móviles. Odio la
Navidad pero la celebraré junto a mis padres y mis hermanos, hijos y sobrinos
después del año y medio de restricciones por culpa de la pandemia. A mi madre le
gusta mucho y espero que la disfrute sin demasiadas confusiones. Poco a poco nos
hemos acostumbrado a su enfermedad, que progresa poco a poco e inexorablemente.
Es increíble a lo que podemos acostumbrarnos los humanos. Qué sabia frase
aquella que rogaba que dios no nos dé todo lo que podemos soportar, todo lo que
somos capaces de aceptar.
Continúa lloviendo mientras escribo estas primeras
palabras después de tantos meses sin dejarme llevar por esta dulce marea. Odio
la Navidad pero amo la lluvia.