Una serie de acontecimientos a mi alrededor en las últimas semanas y meses me han hecho darme cuenta de la fugacidad de nuestras certezas: todo puede cambiar en unos días, en unas horas, en unos minutos. Y debemos aceptarlo como aceptamos las tormentas y la lluvia. Más allá de esa aceptación por otra parte inevitable no hay mucho más que aprender. La fuerza del amor, siempre, y la inutilidad de las cosas futiles, las posesiones, las ambiciones mundanas. Esta mañana, a eso de las siete, cuando amanecía, una tormenta ha roto sobre Barbastro y ha empezado a llover. Ha llovido durante toda la mañana hasta la tarde. El olor de las calles y los jardines y el río no puedo definirlo salvo con una palabra: felicidad. Al mismo tiempo hay personas cercanas a mí que sufren y día a día se aproximan al mar que es el morir, mientras llueve y yo inhalo el aroma de la lluvia tras semanas de temperaturas extremas. La vida es algo muy extraño, algo así como una mentira, un sueño -lo sé: se dijo y escribió muchas veces. Voy a acostarme. Ya son más de las doce y mañana trabajo. Cerraré los ojos y moriré sin morir de verdad. O tal vez sí.
martes, 28 de junio de 2022
jueves, 23 de junio de 2022
La brisa de la noche
La brisa de la noche entra en mi apartamento a través de todas las ventanas abiertas e intenta, sin ser consciente de ello, insuflarme cierta esperanza en el futuro. Me gustan las metáforas desde que, a los doce años, comprendí lo que eran, el mágico artefacto. Es bonito tener recursos para expresar lo que no podríamos expresar de otra manera. La brisa de la noche me convierte en un ser humano posible, sonriente y bueno.
sábado, 18 de junio de 2022
Un hidroavión canadiense
Son las doce y cuarto de la madrugada. Las hélices del ventilador giran como los restos de un hidroavión canadiense estrellado en los bosques del ártico. Por un momento pienso en ese edén congelado. Ahora mismo hay veintiocho grados en esta habitación. Me tiendo desnudo sobre la sábana con el ventilador girando sin cesar. Sólo quiero soñar con lo que imagino que me haría feliz, nada más.
sábado, 11 de junio de 2022
Si es por amor
No quiero ir a Zaragoza mañana. No quiero que mi madre padezca de Alzheimer y mi padre esté cada día más agotado, más consumido. No quiero demorar más acostarme y dormir a pesar de estar a veintidos grados de temperatura. No quiero sufrir, no quiero sentir dolor. No quiero saber. Mañana iremos a Zaragoza y saldremos con mi madre y mi padre a tomar un vermú. Por la tarde volveré a su casa a eso de las siete. Y el domingo otra vez por la mañana. Mis dos hermanos que viven en Zaragoza se ocupan cada día. Quienes vivimos fuera, mi hermana pequeña y yo, nos turnamos. Todo está bien salvo la dureza de lo que nos ha tocado como familia, lo que les ha tocado a miles, seguramente millones de familias en el mundo. No voy a quejarme: mis padres, hasta la aparición de la enfermedad, han tenido una vida maravillosa, llena de alegrías y regalos: diez nietos, cuatro hijos que se aman. Sí quiero ir a Zaragoza mañana. Sí quiero sufrir, sí quiero sentir dolor, sí quiero saber, si es por amor.
jueves, 9 de junio de 2022
Insectos
Este jueves tan normal y extraordinario como cualquier otro llega hasta la orilla de la noche. Se retirará empujado por el viernes y, detrás, el sábado y más allá el domingo y todas las olas que vendrán. Los insectos vuelan alrededor de la luz hipnótica de las farolas. Escucho el ruido de una moto al otro lado del río. Me siento bien en mis circunstancias actuales. Cansado, pero el cansancio me gusta, es como un anestésico, una prueba física de que el día existió y me consumió. Dormiré y mi cuerpo inerte y muerto se recuperará al margen de mi voluntad. Todo lo que nos sucede es, en cierta manera, mágico e inexplicable.
lunes, 6 de junio de 2022
Pardina
Sí que hay cosas nuevas bajo el sol. Bueno, en realidad no son cosas: son personas únicas e irrepetibles. Una de las ventajas de seguir vivo es que te permite conocer humanos que no conocías, seres dotados de un atractivo especial, una inteligencia en su mirada, una sonrisa, una bonhomía maravillosa. A mí me ha pasado hoy. Me ha pasado muchas veces en el trabajo, ante mí desfilan decenas de congéneres cada día, pero ha sido por la tarde, con un compañero de mi hijo, actualmente bombero forestal interino cubriendo un permiso de paternidad. Un compañero suyo que tiene mi edad. Hemos conectado, no puede decirse de otra manera. Somos muy distintos, o tal vez no (esto lo diría Carlos Miramón: no sois tan distintos, en absoluto lo sois, y tendría razón). Sí que hay cosas y descubrimientos y mundos nuevos y personas nuevas bajo el sol. Pardina, me has caído muy bien y te agradezo mucho que encontraras en el monte las llaves del coche que mi hijo perdió ayer. Eres especial, y lo sabes. Vivir es esto: la posibilidad de descubrir pequeños tesoros, personas nuevas, rostros y sonrisas nuevas.