sábado, 11 de junio de 2022

Si es por amor

No quiero ir a Zaragoza mañana. No quiero que mi madre padezca de Alzheimer y mi padre esté cada día más agotado, más consumido. No quiero demorar más acostarme y dormir a pesar de estar a veintidos grados de temperatura. No quiero sufrir, no quiero sentir dolor. No quiero saber.

Mañana iremos a Zaragoza y saldremos con mi madre y mi padre a tomar un vermú. Por la tarde volveré a su casa a eso de las siete. Y el domingo otra vez por la mañana. Mis dos hermanos que viven en Zaragoza se ocupan cada día. Quienes vivimos fuera, mi hermana pequeña y yo, nos turnamos. Todo está bien salvo la dureza de lo que nos ha tocado como familia, lo que les ha tocado a miles, seguramente millones de familias en el mundo. No voy a quejarme: mis padres, hasta la aparición de la enfermedad, han tenido una vida maravillosa, llena de alegrías y regalos: diez nietos, cuatro hijos que se aman.

Sí quiero ir a Zaragoza mañana. Sí quiero sufrir, sí quiero sentir dolor, sí quiero saber, si es por amor.

2 comentarios:

Fackel dijo...

Esas cosas -situaciones, estadios, circunstancias, padecimientos...- se valoran más que nunca cuando el tiempo ha decidido privar de tiempo a unos y otros. Es duro. Negar lo que es no sirve. Yo aún recuerdo la crudeza de los males neurológicos de mi madre, mal llevados por mi padre. No hay recetas ni consejos al respecto.

Jesús Miramón dijo...

No los hay.