domingo, 31 de agosto de 2008

Exposición

Ayer por la mañana mi familia fue a visitar la Expo. Yo, por prescripción de ellos, que son quienes mejor me conocen, me quedé felizmente en casa. A las diez y cuarto de la noche fui a buscarles a la salida. Ni siquiera la brisa nocturna lograba mitigar la sensación de calor. ¿Qué tal ha ido?, les pregunté. Bien, dijeron, aunque tú no lo hubieras soportado. ¿En serio no lo hubiera soportado? No, papá, hacía demasiado calor, había demasiada gente, había que hacer colas enormes para ver los mejores sitios: vaya, todo lo que más odias en el mundo. Ah, pues entonces he hecho bien en no acompañaros, ¿no os parece? Oh, sí, desde luego que sí, tú te hubieras vuelto loco. ¿Me hubiera vuelto loco? Sí, papá, loco como una cabra.

viernes, 29 de agosto de 2008

Presagios

El otro día, antes de llegar a Nantes, de la parte trasera del coche al que estaba a punto de adelantar se desprendió una bicicleta mal amarrada. Todo sucedió en un instante: el artefacto salió volando y cayó sobre el asfalto justo cuando yo giraba hacia la izquierda, eludiéndolo sin querer.

Hoy, viniendo a Zaragoza, me he cruzado con un perro que trotaba en el carril izquierdo de la autovía de Huesca en dirección contraria al tráfico. Era un animal relativamente grande, un Shar Pei de arrugada y hermosa capa negra. Durante unas milésimas de segundo he contemplado con asombro su figura serena trotando hacia su futuro atropello en mi pasado.

La bicicleta que sale despedida, el perro que se cruza conmigo en la carretera sin tocarme... ¿Me persigue una sombra? ¿Son avisos? ¿Significan algo cuando mi voluntad y mi inteligencia son ajenas a su existencia? Vuelo de aves, hígados del sacrificio, piedras sobre la arena, posos de café, líneas en la palma de las manos.

jueves, 21 de agosto de 2008

Fragilidad

A menudo creemos que poseemos algo: conocimientos, una edad, una familia, bienes materiales, esperanzas, un futuro, algo. Con qué estremecedora y sabia inocencia somos capaces de olvidar nuestra fragilidad.

viernes, 1 de agosto de 2008

Preparativos

La entrada de casa está llena de maletas, bolsas y mochilas. ¿Has puesto los cargadores de los móviles y el Macbook? ¡Paula, piensa que el maletero tiene un volumen limitado! Por la mañana he comprobado las presiones de los neumáticos y los niveles del motor del coche. He preparado las provisiones que tenemos que llevar para la noche del sábado y el domingo entero, lo justo hasta poder comprar el lunes. ¡Ah, y acuérdate también del cargador de las pilas de la cámara de fotos! Los libros que quiero leer. ¿Dónde está la guía de Normandía que compramos en Zaragoza? He programado la ruta en el TomTom. Ahora mismo reposa un arroz negro que acabo de guisar, nunca comemos tan pronto pero la idea consiste en acostarnos pronto para salir a las cuatro de la madrugada, así que hoy todo lo estamos haciendo un par de horas antes. Lo cierto es que estamos un poco alterados, aunque tal vez debería hablar más bien de entusiasmo. Yo, como siempre en estos casos, querría estar ya en la carretera devorando kilómetros, rumbo a lejanos lugares que no conozco.