lunes, 21 de diciembre de 2015

Esperanza

Hoy he conducido hasta Barbastro, donde estamos empadronados mi hijo y yo, para votar en las elecciones generales. Era su primera vez y me hacía ilusión que lo hiciésemos juntos. Pensé que algún día, dentro de muchos años, tal vez recordaría que la primera vez que votó lo hizo a mi lado.

Antes de ir a ejercer nuestro derecho hemos ido a comer al restaurante El trasiego. Era también la primera vez que comíamos juntos, solos él y yo, en un buen restaurante, y hemos disfrutado mucho. Ha sido un día muy especial para los dos.

No importa el voto que hayamos elegido cada uno de nosotros frente a la mesa de las papeletas, lo que me ha emocionado es que dos generaciones exactas, yo y mi hijo, estábamos haciendo uso de un derecho que ha costado mucha tortura y muerte a lo largo de los siglos, un derecho que todavía hoy no existe en muchos lugares de nuestro planeta. Quería que él fuera consciente de ese privilegio, fuesen cuales fuesen los resultados del escrutinio.

Es cierto que yo no tengo sus dieciocho años.  Sé que la democracia no es perfecta, sé que existen intereses financieros capaces de poner de rodillas a países enteros, como vimos recientemente en Grecia. La edad me ha convertido en cínico a mi pesar, pero no en cruel, tampoco en un pesimista sin remedio.  Me niego a ello. Creo en las mejores virtudes de nuestra especie y, como padre, mi voluntad es legar esa esperanza.

7 comentarios:

Elvira dijo...

Tú no me pareces cínico, Jesús. He ido a buscar "cinismo" en el diccionario de la RAE:

cinismo.
(Del lat. cynismus, y este del gr. κυνισμός).
1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
3. m. Doctrina de los cínicos (‖ pertenecientes a la escuela de los discípulos de Sócrates).
4. m. desus. Afectación de desaseo y grosería.

Lo que ocurre, supongo, es que te cuesta creer en el futuro de esa manera limpia en la que podíamos hacerlo de jóvenes, antes de ningún desencanto.

La esperanza a pesar de los desencantos, esa es la que podemos legar, como tú dices.

Y recuerdo esa frase de Machado en Juan de Mairena: "Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte." Esos sí son cínicos, creo. Y nosotros no estamos de vuelta, ¿verdad que no?

Tu día con tu hijo me ha sonado estupendo.

Un beso

Jesús Miramón dijo...

No, Elvira, nosotros no estamos de vuelta de todo. Yo sigo creyendo en las personas, trato con ellas cada día en el trabajo y sé que el 90 por ciento de ellas son buenas, verdaderos héroes y heroínas, por no hablar de nuestros propios hijos: son el futuro y sé que tanto en el caso como en el tuyo y en el de otros amigos del blog tenemos motivos para ser optimistas.

Y sí, el día con mi hijo, el día en el que votó por primera vez en su vida, fue maravilloso. Es un ser humano bueno e inteligente (pero claro, qué va a decir un padre que le ama con locura).

Un beso.

NáN dijo...

Querido Jesús: no te puedes hacer idea de hasta qué punto me ha emocionado este post, con qué certidumbre me golpea. Sí, eres un hombre bueno y, como digo en una frase de mi último relato, que por cierto he robado del último libro de Berta Vias Mahou, a la que advertí por mail del robo, “la bondad es una de las cualidades más elevadas de la inteligencia”.

A mí cada vez me cuesta más no rendirme, seguir con mis tareas principales (la página web de Globalízate y la asistencia a talleres de escritura) y pequeñas. Me cuesta no ceder a la desesperanza. Pienso que no me gustaría, dada la situación, que mi hijo tuviera un hijo... sin darme cuenta de la soledad a la que le condenaría con esto.

Y tu post me hace replantearme la cuestión, afearme mi posición.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Yo no soy más bueno que la mayor parte de la gente y menos todavía un héroe (aunque conozco a muchos), pero no recuerdo en qué película se decía la siguiente frase: "El verdadero hombre bueno, el verdadero héroe, es el que cuando todo parece estar perdido mantiene la esperanza".

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Feliz año nuevo, querida Elvira. Un beso.

Portarosa dijo...

Qué maravilla de post, una vez más.
Suena estupendo. Y el punto exacto de equilibrio entre la lucidez que sabe qué pasa, y la bondad y la esperanza, como bien decís.

Feliz año nuevo, Jesús (y compañía).

Jesús Miramón dijo...

Feliz año nuevo, Porto, y un abrazo muy fuerte.