lunes, 14 de marzo de 2016

Robinson

Esta sensación tan adolescente de sentirme un náufrago, más allá de la recíproca satisfacción de mis relaciones personales: amigas queridas, algunos pocos queridos amigos; queridos hermanos, padres queridos; mi querida mujer, mis queridos hijos.

No me falta amor que recibir ni ofrecer. De hecho me siento más inexplicablemente amado de lo que nunca podría quererme yo a mí mismo.

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Vuelvo a despertar en la playa.  Las olas acarician y abandonan mis pies desnudos. El sol brilla con fuerza sobre los cocoteros. Me levantaré y sé lo que sucederá. Lo leí.

2 comentarios:

Elvira dijo...

"El sol brilla con fuerza sobre los cocoteros." Ahí está la clave, en apreciar ese sol que brilla sobre los cocoteros, y en apreciar como aprecias todo ese cariño que hay a tu alrededor. Y hay otra cosa también, pero ese tercer elemento es difícil de explicar, ¿verdad?

Un beso

Jesús Miramón dijo...

Es muy difícil de explicar. Por eso escribo. Un beso.