Las temperaturas han descendido un poco y entreabro los ojos en mi realidad paralela de ventiladores y aire acondicionado. Todavía no es el momento de despertar, pero sí un descanso de la peor muerte posible en mi imaginación: morir de calor.
Aún no tengo fuerzas para escribir, mas debo entrenar los músculos, recuperar el instinto mientras dure esta tregua, regresar a este acto maravilloso de elegir una palabra detrás de otra.
El tambor de la lavadora gira a toda velocidad en la cocina. Los pajaricos cantan en la espesura al otro lado del río. Las ventanas y la puerta del balcón están abiertas. El aire acondicionado está apagado. No me lo puedo creer.
jueves, 29 de junio de 2017
Músculos
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6 comentarios:
Supongo que el año pasado ocurrió algo parecido, pero la mala memoria meteorológica impide que nos acordemos. De todas maneras siempre parece que es la primera vez que hace tanto calor, esto es una verdad difícil de rebatir. Con los frescos que están en Bergen, en Estocolmo...
Un abrazo
Julio está siendo (un poco) mejor que junio, que fue terrible, horroroso, todavía no se me ha olvidado. Pero permanezco fuera de circulación, esperando que regrese el frío que me pondrá en marcha.
Querido Jesús, ahora que vuelve el calor te mando algo que quizá te reconforte, como otras veces me ha ocurrido lo he leído y he pensado que te gustaría...
http://www.openculture.com/2017/07/renaissance-knives-had-music-engraved-on-the-blades-now-hear-the-music-performed-by-modern-singers.html
petons
Por cierto, compadécete de alguien que cumple años hoy pero ama el frío casi tanto como tú :-)
Te compadezco (por el calor, no por los años) y te felicito y te envío un beso muy fuerte, Silvia. Y otro :-*
Y gracias por el enlace, lo he guardado como favorito en mi carpeta titulada "Música", aunque no sé dónde debería haberlo guardado exactamente... Los seres humanos somos, no sé, ¿inverosímiles?
Otro beso.
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