Mi corazón se ha convertido en una almendra reseca, mi cerebro es una pasa de Corinto, mi cuerpo carne sufriente sometida a un calor sin misericordia. Mi esperanza duerme esperando que regresen las lluvias que romperán la cáscara de arcilla y le permitirán resucitar milagrosamente y nadar y reproducirse en un suspiro del tiempo.
lunes, 19 de junio de 2017
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4 comentarios:
Creo que sólo puedo pensar en el poder de la naturaleza, tan listos como nos creemos.
Un abrazo.
PD. Creo que vi tu coche, de color granate, en el desvío del canal, el sábado por la mañana, pronto, cuando llevé a Isabel a Barbastro. Iba con demasiada prisa, si no fuera así hubiera ido en vuestra busca, Maite y tú.
¡Sí, era yo, pero el paseo era con nuestra hija Paula, que vino desde Noruega a pasar unos días con nosotros! Ahora ya está de vuelta en Bergen. Y sí que era temprano, porque con este calor era y es imposible salir al campo más tarde.
Me hubiera gustado mucho haberme encontrado contigo en nuestro paseo.
Un abrazo, querido José Luis.
Yo estoy hecha polvo con el calor, y eso que se supone que lo resisto mejor que tú. Lo peor es pensar que todavía quedan Julio y Agosto!
Un beso soplado, hoy!
Es terrible. Nunca comprenderé que a esto se le llame "buen tiempo" y que todas las fiestas de los pueblos acontezcan justamente en esta época abominable. Sólo quiero escapar a los sitios donde hay aire acondicionado: el trabajo, mi coche, el salón de mi casa... Y lo peor es que no tengo ganas de hacer nada, sólo sobrevivir a estos primeros indicios del cambio climático.
Un beso comatoso (con la humedad que hay en Barcelona no puedo ni imaginármelo). Ya queda menos para el otoño (oh, misericordia).
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