Han regresado los primeros vencejos de alas en forma de guadaña. Hace pocos días volaban sobre rebaños de gacelas y manadas de leones y ahora están aquí, entre los tejados de las casas. El mundo es un lugar extraño y fascinante para mí. Los campos verdes esmeraldas, brillantes como todo lo nuevo hace unos días, ya comienzan a amarillear y dirigirse hacia los dorados campos del verano, cada vez más temprano. Yo sólo soy un humano en este planeta, uno más entre miles de millones. Intento comprender alguna cosa en el breve parpadeo que durará mi existencia. Creo en el amor, creo en la exploración, creo en la ignorancia. También en la belleza.
jueves, 4 de mayo de 2023
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2 comentarios:
Creer en esas categorías, tan diferentes y a veces tan lejanas entre sí, tiene su mérito. La cuestión es que hay que ejercitar una acción con ellas, y no siempre el amor se da, ni la exploración persiste, ni la ignorancia...bueno esta es la que más tenemos al alcance y no esa fácil conjurarla.
Yo lo intento, Fackel. Un abrazo.
(Por supuesto, la ignorancia está garantizada)
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