No puedo dormir, otra vez. Y como no puedo dormir me he afeitado la barba. Me la dejé en Irlanda, en julio o agosto de 2010, simplemente porque me olvidé los utentisilios de la ceremonia cotidiana. Así pues, he llevado barba durante casi trece años. A Maite le gusto más con barba, lo sé, así que mañana se llevará un pequeño disgusto. Pero me apetecía hacerlo. También me apetece ponerme pendientes, unos sencillos aros, no sé si en una oreja o en las dos, y lo haré. Hoy mi querida doctora me ha llamado a modo particular al teléfono y me ha cambiado la medicación: hay drogas más modernas y con menos efectos secundarios que las que he tomado durante tantos años. Me encuentro un poco mejor. No soporto la idea de ir a Zaragoza o volver a atender al público al otro lado de mi mesa de trabajo, pero espero que eso cambiará poco a poco. Me gustaban mucho ambas cosas. La depresión y la ansiedad son una puñetera y soberana mierda pinchada en un palo. Pero aquí sigo, y me he afeitado la barba, y pienso que tal vez algunas cosas mejoren -sé que otras no lo harán. Y sobrevivo cada día aunque no pueda dormir. Y amo y soy amado. Con esto basta. Con esto podría morirme feliz ahora mismo.
martes, 9 de mayo de 2023
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4 comentarios:
Cómo te ves ahora, qué te preguntas, qué piensas, qué fantaseas, qué rarezas o sorpresas adviertes al quedarte sin barba. Lo digo por curiosidad que no porque tenga intención de eliminar la propia, que va para 46 añitos.
No te la afeites jamás, ese es mi consejo. Sólo por higiene, si nos ponemos tiquismiquis, que durante unos días se ventile la piel sin pelos de por medio, pero mi mujer me mira como si fuese otra persona, otra persona que no le gusta. Me afeité ayer y ya he empezado a dejármela otra vez. No lo hagas. Un abrazo.
Te voy acompañando, Jesús, un petó...
Petó gran, Silvia. I moltes gràcies.
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