domingo, 12 de octubre de 2008

Gran premio

A las seis y media de la mañana me levanto y acudo a despertar a Carlos para ver juntos el Gran Premio de Japón de Fórmula Uno, ignorantes aún de que Fernando Alonso ganará la carrera con su Renault, demostrando lo mucho que ha evolucionado su equipo y que es uno de los mejores pilotos del mundo. Mientras disfrutamos del espectáculo amanece poco a poco.

viernes, 10 de octubre de 2008

De las hojas

La savia
se detiene
lentamente,
milímetro
a milímetro,
en las arterias

de las hojas

que caerán.

lunes, 6 de octubre de 2008

Mermelada de higos

A las nueve de la mañana asisto a un curso de trabajo en Huesca. La voz monocorde del profesor convierte mis neuronas en gelatina. Tengo microdesmayos en los que sin embargo, lo sé, no importa que sea incapaz de recordarlos, sueño. Mis compañeros también lo hacen, puedo reconocerlo en la laxitud de sus mandíbulas, en su respiración suave y acompasada, en sus ojos exageradamente abiertos.

Por la tarde preparo mermelada con unos higos casi condenados al cubo de basura. Extraigo su carne, la pongo en una cazuela con dos cucharadas de azúcar y un poco de zumo de limón y dejo que hierva lentamente durante un rato. Hacer mermelada es lo más fácil del mundo. La de higos está muy buena con queso de sabor fuerte como el que nos gusta en casa.

Apenas escribo nada. No hago ejercicio y he vuelto a engordar. Me estoy dejando el pelo largo a pesar de los rizos. Me gusta el frío pero desde hace unos días me ducho con agua caliente. Por la noche me sirvo un generoso bourbon con hielo y leo libros sobre la segunda guerra mundial.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Nadie lo sabe

Hace exactamente ocho minutos que septiembre terminó. En la calma de la ciudad dormida caen sobre la grava del jardín de mi lugar de trabajo las castañas de indias, abiertas sus cáscaras de púas. Sé que durante estos días los niños del colegio cercano se colarán entre las rejas de la valla para recogerlas, tan ilusionados como ignorantes de su amargor. Al principio, hace años, abría la ventana y les advertía; luego decidí dejar de hacerlo: ¿quién era yo para estropear su exploración, quién era yo para adelantarme al futuro, para adelantarme a la realidad? Mañana cuando salgan del colegio saltarán la verja, incapaces de resistir la tentación de las pulidas castañas, y me limitaré a observarles de reojo y disfrutar de sus gritos de entusiasmo, ¿acaso alguien sabe qué nos traerá octubre?

lunes, 29 de septiembre de 2008

Partita


Partita nº 3 para violín solo, de Johann Sebastian Bach. Nathan Milstein.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Creer

Cuesta creer que fue en este mismo sólido mundo donde se compuso la música que ahora escucho. Cuesta creer que pertenezco a él igual que todos los seres humanos que me precedieron. Pienso en pequeñas iglesias románicas de suelo desgastado por millones de pasos, pienso en flautas construidas con huesos, pienso en restos de batallas, en silenciosas bibliotecas de altos techos artesonados, en senderos de arcilla roja a través de junglas frondosas, en pelucas empolvadas junto a una ventana de Salzburgo, un caballo quieto en un prado, un astronauta, mi padre trabajando en su huerto, la luz de una casa en la noche oscura.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Sean Thornton

Es un hombre inmenso, gordo pero también muy alto, el cabello blanco corto y despeinado hacia adelante como el de un emperador romano. Vestido con un pantalón de pana de color crudo y una camisa de cuadros rojos y amarillos se acerca a mi mesa, me saluda, se sienta y me dice, con un acento definitivamente tan excéntrico como su aspecto, que ha vivido durante más de treinta años en América, a donde emigró en busca de fortuna en mil novecientos setenta. Me dice que viene a solicitar la jubilación, pues se ha informado en internet de que la Seguridad Social española tiene al respecto un convenio bilateral con Estados Unidos. Yo le amplío esa información, le indico en qué consiste el trámite que vamos a iniciar, qué documentos necesitaremos, le confirmo que nosotros nos ocuparemos de enlazar con USA. Él me cuenta que tras divorciarse de su esposa norteamericana regresó a España el año pasado, me cuenta que deseaba volver al pequeño y perdido pueblo de sus padres, a la vieja casa donde nació, que ha reformado. Yo, perplejo, pienso en Sean Thornton. Entonces él dice: "aquí empecé y aquí quiero terminar"

jueves, 18 de septiembre de 2008

Borra pálida

En el horizonte nocturno refulgen los relámpagos, pura fanfarria pues sólo han caído cuatro gotas de polvo durante unos minutos, tan poca cosa que ni siquiera oscureció el pavimento de la calle. Este bochorno me agobia, me transforma en un cónsul desterrado en los confines del imperio. ¿Qué gloria alcanzaré aquí? Ninguna. Los camellos de las caravanas berrean al otro lado de la muralla de adobe que protege la ciudad, inquietos por la tensión de la tormenta que se aleja. La luna es una pálida borra en el espacio estelar.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Paréntesis

Para cenar preparo crema de calabacín y (descongeladas) ventrescas de merluza a la romana con pimientos verdes fritos. En la radio hablan de deporte (algo de la vuelta ciclista a España, algo del comienzo de la liga de fútbol). No la escucho pero me hace compañía (aunque no estoy solo). Cuando regresé del trabajo todavía estaban desmontando algunas atracciones de las ferietas, las más voluminosas (y peligrosas). El frío ha hecho aparición (limpio, ajeno a nuestros sentimientos). Cada otoño (cada día) me parece el primero.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Festiva impunidad

Son las siete y media de la mañana y todavía se escuchan bocinas y música en las ferias. Me pregunto si existirá algún lugar en el mundo donde se permita que las atracciones duren hasta el amanecer. No he podido pegar ojo en toda la noche, y cuando ha sonado el despertador me he puesto en pie como un zombi, absolutamente agotado. Aunque sea fiesta en Binéfar yo debo ir a trabajar a Barbastro. No poder descansar bien es terrible. Asumo que las fiestas y celebraciones eliminen la capacidad de juicio de las personas, de otro modo los feriantes se morirían de hambre, pero me cuesta más aceptar que puedan afectar a los derechos elementales de los ciudadanos con tal impunidad.