Cuesta creer que fue en este mismo sólido mundo donde se compuso la música que ahora escucho. Cuesta creer que pertenezco a él igual que todos los seres humanos que me precedieron. Pienso en pequeñas iglesias románicas de suelo desgastado por millones de pasos, pienso en flautas construidas con huesos, pienso en restos de batallas, en silenciosas bibliotecas de altos techos artesonados, en senderos de arcilla roja a través de junglas frondosas, en pelucas empolvadas junto a una ventana de Salzburgo, un caballo quieto en un prado, un astronauta, mi padre trabajando en su huerto, la luz de una casa en la noche oscura.
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2 comentarios:
Oye, que a veces no ponemos nada, yo al menos, porque nos gusta mucho y añadir algo como que estorba.
Pues eso...
Beso.
M.
Gracias, Miranda :-)
Un beso.
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