jueves, 11 de septiembre de 2008

Festiva impunidad

Son las siete y media de la mañana y todavía se escuchan bocinas y música en las ferias. Me pregunto si existirá algún lugar en el mundo donde se permita que las atracciones duren hasta el amanecer. No he podido pegar ojo en toda la noche, y cuando ha sonado el despertador me he puesto en pie como un zombi, absolutamente agotado. Aunque sea fiesta en Binéfar yo debo ir a trabajar a Barbastro. No poder descansar bien es terrible. Asumo que las fiestas y celebraciones eliminen la capacidad de juicio de las personas, de otro modo los feriantes se morirían de hambre, pero me cuesta más aceptar que puedan afectar a los derechos elementales de los ciudadanos con tal impunidad.

7 comentarios:

Petrusdom dijo...

No has estado nunca en Valencia para Fallas, ¿verdad?
Un saludo

Jesús Miramón dijo...

Pues no, Petrusdom, no he tenido ese... ¿placer? Ay, la verdad es que cada vez soporto menos ese tipo de cosas.

Un saludo.

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Debo aclarar algo sobre el texto de esta mañana: por la tarde me han asegurado que la culpa no es de la feria, que cerró hacia las tres de la madrugada, sino de las carpas de las peñas, que están allí mismo, donde suena la música, las bocinas y los megáfonos que tanto se han puesto de moda, hasta la hora que les da la gana (a los peñistas). Bueno, menos mal que son cuatro días y mañana ya es viernes.

Anónimo dijo...

Éstas son las cosas que nos permiten hacer un ejercicio de convivencia y tolerancia.
Son unos días al año nada más; es la fiesta que está en la calle. Sí, sí, llevas razón, hay que respetar a los que no participan del lío y creo que es lo que normalmente sucede pero bueno, la fiesta y la juventud, ya sabes...

Nosotros, (me refiero a los que estamos 'fuera de liga' o no andamos 'en ese rubro' -así lo dirían en cuba-) ya no estamos para 'ferias y festejos' pero la juventud se deja llevar, de cuando en cuando, por la fiesta y el verano. Si no lo hacen ahora se les pasará el tiempo. Es el momento de algunas 'salidas de madre', luego ya tú sabes que de eso, nada de nada. Para el resto. O sea, hasta el final.

¡No te disgustes! Seguro que un par de siestas te recuperan de este mal dormir-vivir.

Buen domingo, Jesús.

Anónimo dijo...

Uy, domingo! ¡en que estaría yo pensando!

Buen sábado, ahora sí, para ti y para los que asomen por acá.

Jesús Miramón dijo...

Buen sábado, Estrella, ¡y buen domingo también! (último día de las fiestas, afortunadamente). Y bueno, yo ya soy partidario de la convivencia y la tolerancia, pero es que hoy a las siete de la mañana seguía sonando la música de los pabellones de las peñas a todo trapo, ¡a las siete de la mañana! Un rato después, cuando me he levantado porque seguía sin poder dormir, los bailarines se han ido a sus casas a dormir y Binéfar se ha convertido de pronto en un pueblo fantasma.

Pero tienes razón, todos hemos hecho esas cosas cuando éramos más jóvenes. Qué poca memoria la mía.

:-)

Anónimo dijo...

Bueno, en cada etapa de la vida hay un papel que representar. En la juventud hay que quemar energía, a ser posible fastidiando al prójimo, en este momento nosotros y en la madurez hay que lamentarse, entre otras cosas por la juventud perdida. Si esto no se va antes al carajo, cosa que no se puede descartar, en poco más de veinte años se estarán fastidiando estos de ahora.

Jesús Miramón dijo...

Y yo, en poco más de veinte años si la salud nos acompaña, cuando los que ayer me impedían dormir se quejen de que las fiestas no les dejan dormir, estaré bien lejos de aquí, recién jubilado e instalado con mi mujer en algún lugar fresco y tranquilo de la costa asturiana. Ay, qué fácil es soñar.