El tomate troceado con sal, azúcar, orégano y laurel se confita despacio en el aceite a fuego muy lento. La familia vuelve a estar completa y bien merece una cena de lujo. Coceré brevísimamente unas ventrescas de merluza en agua hirviendo y a continuación las serviré sobre la compota de tomate, acompañadas de una ensalada de lechuga del huerto de unos amigos y una fuente de pepino cortado en bastones sazonados con sal Maldon, pimienta, aceite y vinagre de Módena. No escribo desde hace varios días. Leo, cocino, bebo, duermo, como, pero no escribo. No pasa nada. O sí: pasan los días, uno detrás de otro precipitándose sin remedio, uno detrás de otro sin ser cartografiados. De postre comemos galletas de mantequilla fabricadas en Escocia y adquiridas en Bath. No me da miedo decirlo: son días felices.
martes, 15 de julio de 2008
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2 comentarios:
Un abrazo muy fuerte, Jesús.
Espero que sigas bien.
Otro para ti, F. Yo estoy muy bien, de vacaciones, descansando y preparando a ratos el próximo viaje a Francia. Ya leí en tu blog que estuviste en Cádiz, espero que disfrutaras mucho. Un abrazo.
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