domingo, 30 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Innisfree
05/2004 - 05/2005
PDF 1,62 MB
Cuaderno de un
hombre de cromañón
08/2005 - 01/2007
PDF 1,79 MB
Cabo de Hornos
03/2013 - 12/2014
Las cinco estaciones
03/2007
12 comentarios:
Me encantan las amapolas. Cada año vuelvo a admirarme ante su explosión de color. Me sorprenden cada vez, agazapadas durante el invierno en la tierra helada, y siempre fieles a su cita con los primeros calores...
A mí también, es una de mis flores favoritas, tan delicada y silvestre. Por aquí hay muchísimas, están por todas partes.
El otro día, conduciendo camino de Zaragoza y a la salida del pequeño pueblo de Angüés, vi a una mujer que había aparcado en un camino y estaba haciendo fotografías con el móvil a un precioso campo de cebada salpicada de amapolas. Recuerdo que pensé: «mira, ella es uno de los nuestros".
Un pensamiento acogedor.
Pero ya no abundan, se van retirando a lo más silvestre y lejano.
Lo silvestre y lo lejano... me gusta. Buenos días, madrugador Nán.
¡Hala! Eres amigo de Berna Wang.
Como en tu caso, amiga virtual por ahora, aunque creo que eso pronto cambiará, espero. No vive muy lejos de aquí.
:-)
Emocionante poeta.
Es maravillosa: una mirada oblicua como la luna en el agua.
Gracias por los dos regalos
Por alusiones, Jesús, ¿me dejas que publique ambas fotos en mi FB? Me encantan... igual que me encantan las amapolas. Mi pueblo está lleno de ellas ahora mismo :-)
Cómo no, Berna, encantado, será un honor. Fue un placer conocerte.
:-)
El placer fue mutuo, Jesús :-)
Publicar un comentario