Salgo a la terraza y la brisa nocturna me estremece. A pesar de que son más de las tres de la madrugada se escuchan algunas voces de fiesta dos o tres calles más allá, gritos que poco a poco se extinguen hasta desaparecer. Alzo la vista y me sorprende la profusión de estrellas, su existencia, su nitidez.
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8 comentarios:
Casi no miro a las estrellas, con el paso de los años las miro menos, es verdad esto. Hoy comienza el verano, otra vez.
Un abrazo
En las noches despejadas nos basta con levantar la vista para sentirnos astronautas.
Un abrazo.
Esas 'voces de fiesta dos o tres calles más allá' crean la atmósfera perfecta (adecuada) para darle el tono y sentido atractivo a la observación que sigue. Imagínate el mismo escrito sin esas voces, limitándote a la hora de la observación... Mucho menos atractivo.
Un abrazo
PD: Puse tu traducción del primer capítulo de mi novela en un nuevo post en mi blog titulado "Orlando".
Muchas gracias, Giovanni. Un abrazo.
Ah, los pueblos. Es otra cosa. Por ejemplo, tienen noche.
Noche, inviernos, calles desiertas en tardes solitarias.
Qué hermoso asombro
Un abrazo, Jesús
Y qué alegría la mía verte por aquí. Un abrazo.
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