lunes, 26 de enero de 2015

Trilobites

En la azotea del edificio de enfrente permanecen los adornos luminosos navideños, apagados. Caigo en la cuenta de que están allí todo el año, anónimos y grises, casi invisibles en la fachada anónima y gris. Una costumbre triste pero práctica.

Los húmedos y blandos campos de cebada tienen el tono verde del musgo. Contrastan con los árboles desnudos y las zarzamoras secas de los caminos. La cordillera, que en los días claros parece estar a un paseo de distancia, luce al fin cimas blancas -pero esta mañana el propietario de un restaurante de Cerler me dijo que el viento se estaba llevando toda la nieve.

Enero se precipita hacia adelante como si en vez de edificios con adornos luminosos navideños apagados me rodease el mar somero que cubría este lugar hace millones de años. Trilobites tan frescos como mi corazón recorren el fondo arenoso. El viento dibuja olas en la superficie, llevándoselas.

11 comentarios:

Angela dijo...

Por aquí todavía quedan luces de navidad encendidas. Es que gustan mucho las lucecitas. Quizá están esperando a poner las de San Valentín y no quieren quedarse a oscuras mientras tanto.

Epolenep dijo...

...lo práctico me mata.

molinos dijo...

Yo quito los adornos de navidad el dia 7 de enero, si los dejo más me deprimo.

Aquí todavía hay nieve en mi jardín, hacia años que no duraba la nieve una semana. Y lo de Cerler, una pena, el viento huracanado les va a dejar pelados.

Me encanta el invierno.

Jesús Miramón dijo...

No, no, Ángela, por aquí en San Valentín no se ponen luces (¿ya lo has olvidado?). Es pereza: si apagadas pasan inadvertidas, ¿para qué desinstalarlas y volverlas a instalar? Habla de una filosofía vital.

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Por cierto, menuda maravilla el texto de hoy en el blog de Antonio Muñoz Molina. Me gustan muchísimo más sus entradas que sus novelas. Su blog, felizmente recuperado, es una pasada. Lástima, salvo honrosas excepciones como tú, de la ridícula pedantería y cursilería de muchos de sus comentaristas, que -al menos a mí- quitan las ganas de asomar por allí.

Jesús Miramón dijo...

Lo práctico suele ser raro, Eponelep. En este caso como además es triste lo tiene todo para deprimir severamente.

Epolenep dijo...

Sí, sí...precioso texto!!! pienso igual que tú sobre AMM, las novelas no hay manera, pero hace poco he vuelto a seguir su blog y me encanta.

un abrazo!

Jesús Miramón dijo...

Ya, ya, Molinos, nos has restregado las nevadas por la cara durante varios días... Qué envidia cochina, di que como estabas malica se te podía perdonar.

Esta temporada de esquí, la principal industria turística del pirineo aragonés por estas fechas como bien sabes, está siendo un desastre total. Algunos trabajadores de la zona me comentan que si no empieza a mejorar ya mismo será una de las peores de los últimos años.

Pero con nieve o sin nieve al menos hace frío para que podamos disfrutarlo.

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(Mierda de recaptcha para demostrar que no somos un robot. Como mi plantilla la he cambiado "manualmente" tanto en los últimos años, no basta con desactivarlo en la configuración estándar de blogger y no sé como hacerlo desaparecer. Lo odio)

Jesús Miramón dijo...

¿A que sí, Eponelep? No creo que exista escritor al que le haya dado más oportunidades con sus novelas, lo he intentado una y otra vez pero nada, no hay manera, pero su blog es una absoluta maravilla. Me alegra coincidir contigo.

Angela dijo...

No, no se me ha olvidado, Jesús. Me refería a la gente de aquí, que les gustan las luces para cualquier ocasión: navidad, halloween, thanksgiving y san valentín. Bueno, aquí no le llaman san valentín, sino Valentine's Day. Y en ese día se felicita todo el mundo. Yo creía que era el día de los enamorados, pero no, se ve que estaba equivocada. A ver cuánto tarde mi vecino de enfrente, Nebraska man, en poner un corazón de luces en la ventana.

NáN dijo...

Me atraen tus crónicas de lo grande (es decir, de lo pequeño que no se dice en los periódicos). Conviertes el tiempo no en su paso, sino en una persistencia que funciona con independencia de nosotros.

Alguien tiene que decir, a los que no estamos allí, que los húmedos y blandos campos de cebada tienen el tono verde del musgo.

Jesús Miramón dijo...

Un abrazo, Nán, y gracias.