Ayer terminé huyendo hacia el Ártico sin mirar atrás, pero hoy ha llovido durante toda la mañana y la temperatura ha descendido más de diez grados, así que los perros esquimales, el trineo y nosotros nos hemos dado la vuelta temporalmente. Yo había acudido a trabajar con una camisa de manga corta, bermudas y mis sandalias de franciscano -bienvenidos al Congo- y me he sentido feliz de no tener calor, incluso de que la lluvia mojara los desnudos y feos dedos de mis pies cuando he salido a almorzar. Generosa y voluble primavera, que cruelmente y entre risas nos hace olvidar que precede a lo que precede.
jueves, 18 de mayo de 2017
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2 comentarios:
Te estoy viendo, con tus sandalias de franciscano. :)
Un beso
Parezco un misionero.
Un beso, hermana :)
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