Cada día me importa menos escribir. Es una sensación, aunque me resulte a mí mismo difícil de creer, inversamente proporcional a todo lo que me interesa, que cada día se expande como el universo entero.
Hablo de objetivos, de ambición: olvidé hace tiempo en qué consistían. Nada de todo eso me preocupa mientras contemplo cómo el horizonte se amplía y crece hasta no alcanzarlo con la mano.
Sólo me gustaría seguir explorando, explorar hasta que las últimas fuerzas me abandonen, y acaso también un poco después, porque a cada paso todo continúa sorprendiéndome aunque, no sé por qué, he perdido interés en dejar migas de pan, hacer un mapa, dar testimonio.
Seguramente han sido demasiados años. Cuatro estaciones una detrás de otra y la quinta: mi desnudez.
miércoles, 30 de agosto de 2017
Los pájaros se las comerán
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
La vida esta llena de cosas que no nos importan y, sin embargo, que no dejamos de hacer... He llegado a pensar que la vida es justamente eso, hacer cosas que parecen no importarle a nadie...
Hola, Beauséant: cuando pienso en estas cosas procuro recordar que dentro de algunos miles de millones de años no quedará rastro alguno, no ya de nosotros, sino de nuestro planeta e incluso nuestro sistema solar. La física, las matemáticas, la leyes del universo harán tabla rasa, como escribe Juan Avellana, del castillo de arena que hicimos junto a la orilla. Como él escribe, "¿Quién saldrá a decir que una vida así no haya sido hermosa?".
Un abrazo.
Un abrazo, querido Porto.
Publicar un comentario