Por la mañana mi hija volaba de regreso a Bergen mientras yo atendía a decenas de seres humanos al otro lado de mi mesa, unos detrás de otros sin parar.
Finalmente no llovió, aunque los esculturales y altísimos cúmulo nimbos navegaron amenazantes sobre Barbastro durante todo el día.
Una cosa sé: la vida continúa como la necesidad de cocinar para comer, los besos pequeños, la configuración del despertador para mañana, las más básicas necesidades corporales.
No ignoro, como tú, que todo este inmenso misterio que es existir en vez no existir es algo absolutamente extraño, algo totalmente incomprensible, pero si podemos compartir todo este asombro tal vez, después de leer estos mensajes náufragos, podamos tumbarnos sobre la cama a altas horas de la noche, cerrar los ojos y abandonarnos al incierto destino sabiendo que no estamos solos.
martes, 5 de junio de 2018
Existir en vez de no existir
Anotado por Jesús Miramón a las 00:48 | Diario , Vida laboral
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4 comentarios:
:-)
consuela.
Es suficiente para mí.
Qué maravilla, Jesús.
Qué maravilla siempre.
Tampoco había leído este comentario (hacía mucho tiempo que no entraba en el blog y ando un poco desconectado). Gracias desde hace tanto tiempo, Porto, tanto tiempo. Espero que seas moderadamente feliz. Un abrazo.
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