La hélice del ventilador gira de lado a lado con la cansada cadencia de un robot viejo. Por la mañana fui a caminar al campo con mi mujer. Vimos un zorro en un sembrado a pesar de la avanzada hora del día. Detrás de él esperaban dos cuervos, lo cual nos hizo pensar en la existencia de carroña. Durante unos cuantos metros la raposa nos siguió con la mirada girando despacio la cabeza de hocico y orejas afiladas hasta que desaparecimos. El sol brillaba en lo alto. Un zorro y dos cuervos. Ningún día es insignificante.
sábado, 30 de mayo de 2020
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3 comentarios:
Creo que no había leído la meditación de Marco Aurelio.
Un abrazo
Creo que es fundamental aunque fuese escrita hace tantos siglos. Pura verdad. Un abrazo.
No se que decirte me has dejado muda
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