A veces me sucede que no siento ningún interés por el futuro. Mi existencia en este presente continuo me insinúa que no merece la pena perder el tiempo en algo que, aparentemente, ni siquiera es de mi incumbencia porque no somos propietarios de nada, no existe nada que nos pertenezca.
Estas mañanas con temperaturas bajo cero se hielan los charcos en los caminos del campo, los caminos bajo las copas de los árboles desnudos de hojas, los árboles desnudos de hojas bajo el cielo y las nubes que se transforman en nieve kilómetros arriba, curva tras curva.
Aquí y ahora me acostaré en el dormitorio de mi apartamento, cerraré los ojos y despertaré en otro lugar al margen del futuro. Siempre fue así.
jueves, 31 de diciembre de 2020
El dormitorio de mi apartamento
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4 comentarios:
¡Muy feliz año 2021, querido Jesús!
¡Un fuerte abrazo!
Igualmente para ti, querida Elvira. Seguimos. Un beso.
Un abrazo a cada uno y feliz año. Disparan cerca aunque sorprendentemente seguimos vivos.
Un abrazo, José Luis. Que el nuevo año nos devuelva poco a poco a la extraña normalidad. Aunque, como he leído esta tarde, igual tenemos demasiadas expectativas... Un abrazo.
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