jueves, 8 de junio de 2023

Cariño

Ha llovido en los últimos días. No de modo constante, no todo el tiempo, pero llovió a ratos y la tierra despertó silenciosamente. Las ranas croan en los charcos de los caminos y las carreteras poco transitadas. Ayer vi una abubilla cruzar el cielo delante de mí. Como sucede con tantas cosas, no sabía cuánto echaba de menos el petricor hasta que inundó mi cerebro paso a paso junto a los enebros y las encinas carrascas.

Mi madre ha dejado de comer en los últimos días. La alimentamos con una jeringuilla. Lo que todos sabemos pero ninguno nos atrevemos a pronunciar en voz alta se aproxima silenciosamente, sin crueldad y sin compasión. Me enfrento a ello como millones de hijos lo hicieron antes que yo durante miles y miles de años. Sólo deseo que no sufra. El pasado fin de semana me miró durante unos segundos como si me reconociese y me dijo: "cariño", para desaparecer después.

El impacto de las bombas en guerras lejanas estremecen mi corazón. El deshielo acelerado de los polos de nuestro planeta, el único lugar del universo en el que nuestros pulmones son capaces de respirar veneno. Los vehículos surcando la cercana autovía a toda velocidad como yo lo hice tantas veces.

Siento que todo me concierne y siento, a mi pesar, que no puedo evitarlo. La curiosidad, la búsqueda de cierta aproximación a la verdad y, sobre todo, el amor. Lo feo, lo bonito, el sueño.

4 comentarios:

andandos dijo...

Gracias por escribir todo esto, Jesús. Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Gracias a ti por seguir leyendo este diario después de tantos años. Un abrazo.

Berna Wang dijo...

Ay, un abrazo grande, Jesús

Jesús Miramón dijo...

Un abrazo enorme, Berna. Ya sabes que esto es un viaje y, aunque suene viejuno, ¿te acuerdas?, un blog es un cuaderno de bitácora. Un beso.