martes, 28 de mayo de 2024

Sesenta y uno

Hoy he cumplido sesenta y un años. En la adolescencia, la época en la que quería ser un poeta romántico y todo eso (en la segunda mitad del siglo XX, hay que fastidiarse), nunca pensé que alcanzaría esta edad: me parecía tan lejana como Júpiter. Y aquí estoy. Vivo. Apenas escribo, apenas leo (internet ha hecho estragos en mí en ese sentido), cocino mucho, paseo con Maite por el campo y sigo trabajando con decenas de personas que se sientan al otro lado de mi mesa cada día. Hago terapia con una psicóloga online, tomo medicación, intento aprender a vivir en el ahora, este ahora donde el alzheimer de mi madre avanza lentamente día a día. No me quejo de nada: la vida es todo esto: reír y llorar, aburrimiento y estrés, acelerar y frenar, amar y amar, y amar. Pese a mis adicciones domésticas y la pereza que siempre me acompaña, me siento bien. Me siento querido, muy querido, y eso es algo que me ayuda a suponer que mi vida no carece de cierto sentido. Sigo teniendo la intensa sensación, que me acompaña desde los trece o catorce años, de no entender de qué va exactamente esto que se resume en vivir. Vivir diariamente. Morir cada noche y resucitar cada mañana, ver los abejarucos de colores exóticos volar entre campos de almendros olvidados por los herederos urbanos de sus propietarios fallecidos. Sigo sorprendiéndome de que el cielo de mi planeta sea azul, tan azul, sobre todo aquí, en el Somontano de Huesca, sobre todo cuando en su altura flotan nubes blancas. Hoy ha sido mi cumpleaños y yo me retiro a la dulce sepultura nocturna, llena de sueños y otros países y otras familias y ciudades de un universo diferente. El río me sigue llevando mientras contemplo pasar sobre mí las ramas de los árboles. El río me sigue llevando como el corcho que soy al albur de la corriente, bajo las estrellas nocturnas.

jueves, 23 de mayo de 2024

Migas de pan

Mayo avanza nube a nube, noche derrotado tras noche derrotado, despertar a las cinco de la madrugada, sentir arcadas de puro cortisol transparente. Y los días continúan uno detrás de otro y yo navego sin timón, sin mapa, sin propósito. Nada tiene sentido para mí salvo el amor, pero a veces ni siquiera el amor es suficiente. Camino poniendo un pie delante de otro pero desconozco a dónde voy. Finalmente soy yo quien se ha perdido en el bosque señalando un sendero de migas de pan que los pajaricos se comerán.

domingo, 12 de mayo de 2024

Lunes significa esperanza

El jueves por la tarde, a eso de las ocho, Maite y yo sorprendimos a un zorro durante nuestro paseo junto a la acequia de Selgua. Fue un visto y no visto, una visión maravillosa que se escondió en la maleza al otro lado del agua. Ahora ladran los perros domésticos de Barbastro. Algunos. Hoy hubo elecciones en Cataluña: parece ser que el independentismo retrocede. Nunca he comprendido el nacionalismo, el patriotismo, tal vez porque he vivido en muchos sitios, tal vez porque sospecho que nacer aquí o allá es casual, como la lluvia o la sequía, como vivir hasta los noventa o morir a los cincuenta de un cancer. Yo creo en las personas, como dijo el poeta: "así tomadas, de una en una"; creo en nuestra especie a pesar de todas las guerras, genocidios y desastres: qué otro remedio tengo: no soy una oruga de procesionaria. Pero en serio: no me cabe duda alguna de que sobreviviremos al cambio climático y la ciencia nos será de más ayuda que la religión (o el nacionalismo, que tanto se le parece). Mañana es lunes, año nuevo, todo por hacer. Debo olvidar el pasado y no pensar en el futuro. Lunes significa esperanza.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Paul Auster

Hoy se ha muerto Paul Auster. Tenía 77 años, sólo 16 más que yo, algo que me asombra porque, desde que lo descubrí a finales de los ochenta del siglo pasado, con su primer libro que leí, El palacio de la luna, supe que era un maestro. He sentido pena, me ha dolido su muerte casi como cuando muere un familiar. Fui lector adicto a su escritura desde el principio y toleré los altibajos de su talento, que nunca faltan en cualquier camino, en cualquier trayectoria. Fue muy importante para mí y también para mi mejor amigo. Esta mañana le he llamado a Girona por teléfono para darle la noticia y compartir con él mi dolor. Me sucedió con Raymond Carver y me sucederá con Richard Ford, seguro. Y con tantos otros. No sé si los escritores saben la huella que dejan en nosotros, cómo somos como somos, entre otras cosas, por ellos, por sus libros. Hoy se ha muerto Paul Auster y tengo, entre Barbastro y Zaragoza, todos sus libros excepto el último, que he comprado hoy, ay, a través de internet. Él forma parte de mi bagaje, de mi biografía, más que algunas personas que he conocido realmente. Y siento pena pero, sobre todo, agradecimiento, un agradecimiento profundo a su obra y a su influencia en mi vida. Gracias, Mr. Auster.

domingo, 21 de abril de 2024

Infinita

Si lo pienso un poco, sólo un poco, es absurdo. Que yo escriba que esto es absurdo. Que tú estés leyendo esto en este preciso instante del tiempo que te ha sido dado. Nada tiene sentido. Pero nuestra ignorancia, la tuya y la mía, es infinita.

lunes, 15 de abril de 2024

Todo está bien

Mi madre, enferma de un alzheimer muy avanzado, duerme en el hospital militar de Zaragoza, víctima de una neumonía bilateral inesperada. Mi hermana pequeña y su familia, tras estar con mis padres y dar cuenta de todo a los demás, duermen en el pequeño pueblo navarro donde yo y mis antepasados nacieron. Mi hermano gemelo duerme en su casa unifamiliar de la base militar donde antes que él vivieron familias norteamericanas. Mi hermano mediano, después de estar en Valencia, duerme en su piso de dos plantas en un barrio muy antiguo de Zaragoza. Yo escribo estas palabras en Barbastro pensando en mi padre, que duerme en el piso familiar de la calle Fita donde todos crecimos. Hablé con él hace un par de horas y estaba tranquilo, como él es. Si existe un hombre tranquilo ése es mi padre. Vive a caballo del flujo presente de la vida, traiga lo que traiga. Le envidio tanto. Es la mejor persona que he conocido en toda mi existencia, es nuestro héroe y nuestro ejemplo en estos años duros. Es inteligencia natural, sin estridencias, de una generosidad infinita. Como diría él: "todo está bien".

domingo, 31 de marzo de 2024

Como hacen los ríos

Marzo, que contiene la palabra mar, termina. Es mi marzo número sesenta. En algún momento marzo desaparecerá, y con él la palabra que contiene. Estoy en una época de mi vida en la que siento un profundo agradecimiento. He sido tan feliz. Acaso lo sea también antes de desaparecer. He tenido suerte, he visitado el mar algunas veces, y recibo tanto amor que no sé muy bien qué hacer con él, salvo devolverlo a mi manera. Me siento un ser humano privilegiado, absolutamente privilegiado. Hago terapia y tomo medicación porque, en realidad, no soy capaz de comprender todo esto. Mi marzo número sesenta se precipita hacia Abril tranquilamente, sin sentimientos, como hacen los ríos.

jueves, 28 de marzo de 2024

Flujo

Intento mantenerme en el flujo de mi existencia sin llamar la atención, sin estridencias. Continúo aprendiendo, intentándolo; sufriendo algunas veces, disfrutándolo casi siempre. Cuánto misterio que explorar sin más ambición que hacerlo. Buenas noches, mundo. ¿Estarás mañana cuando despierte?

jueves, 21 de marzo de 2024

Ladra un perro

Ladra un perro. Deja de ladrar. Respiro. Continúo respirando sin voluntad propia, en las sabias manos de mi cerebro reptiliano. Mi cabeza. Mi cabello blanco y despeinado. Mis ojos pequeños. Mis kilos de más. Oh, noche, déjame caer en tus brazos.

miércoles, 20 de marzo de 2024

Comanches

Estoy tan cansado. De mí, del mundo, de mi trabajo (que, incomprensiblemente, me gusta mucho), de mi despertar cada día sin saber nada. Anochece más tarde y el calor me acecha, rodéandome como un grupo de comanches en una película del oeste. El zureo de las tórtolas turcas es falso: son ellos, los indios que me asesinarán. No comprendo nada, y seguramente así ha de ser. Hubo un tiempo, el de mi ignorante juventud, en el que pensaba que comprendía algo. Pobre. No pasa nada, así fue y será siempre. Me muero de sueño pero no logro dormir. El campo está oscuro. Lo jabalíes se pasean por los lugares donde solemos ir a caminar Maite y yo. Y los zorros, y los tejones, y las comadrejas: un trasiego constante bajo las estrellas y la luna. Voy a dejar de escribir y me acostaré boca arriba, como Drácula. Cerraré los ojos y no pienso abrirlos hasta que haya logrado dormirme, y así los abriré en el sueño, en otro lugar, en otro tiempo, en otro planeta, en otro mundo.