Pido un gin-tonic en el Chanti. ¿Cuántos viernes hemos venido aquí después de cantar? Centenares. La música dando vueltas en la cabeza, el hielo tintineando en el vaso. Hablamos y hablamos. Miro a mis amigas y soy consciente del afecto que siento por ellas. Qué cosas. De no ser por el coro nunca nos hubiésemos conocido. Todo esto lo trajo la corriente.
sábado, 17 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
¡Bendita la corriente que trae amigos! Ese flujo que viene de compartir aficiones o belleza siempre es muy enriquecedor. Yo estoy muy contenta de haberte conocido a ti y a mis otros amigos blogueros. Vuestra creatividad y calidad humana me llenan mucho.
Un beso
Lo mismo digo, Elvira. ¡Bendita corriente! Un beso.
Me invito a tu afición a estrechar lazos de amistad en torno a un gin-tonic
Claro que sí, ¡salud!
Como me llegan tus palabras¡!¡ Ya estaba teletransportada a la escena. Yo era uno de los cubitos de hielo.
Besos frescos
Hola, cubito de hielo.
:-)
Hay que saber nadar, aun en medio de la corriente, ¿no crees, Jesús?
Desde luego que sí, Porto, aunque tan importante es saber nadar como, de vez en cuando, saber dejarse llevar por la corriente panza arriba.
Publicar un comentario